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» » ¡PALABRAS HUECAS!

(03/02/15 - EDITORIAL, *Por Hugo Delgado)-.Asistimos por estos días de turbulenta democracia a un verdadero festival subversivo de la palabra. Con un cinismo ilimitado la derecha busca apropiarse de palabras que poseen un profundo arraigo en el sentimiento del Pueblo y entonces hablan de Desaparecidos, Dictadura, Nazismo, Tortura y Censura sin medir lo desbocado de su exageración en la tergiversación de una realidad que no llegan a distinguir en medios de las orgías mediáticas con que los intoxica el poder desde sus medios de comunicación.

Uno no termina de entender si hablan porque es gratis e impune, por ignorancia, o como una paciente avanzada de apropiación de palabras que no tienen muy en claro que significan.

Hace unos días, uno de los periodistas locales de la derecha hablaba de Nisman y decía que es “un desaparecido”; a diario escuchamos a gente que “con los militares estaba mejor” decir sin el menor pudor que “esto es una dictadura”, todo ello sin entrar a hilar más fino y señalar a los políticos que viven llamando a la “yegua kretina” a bajar el nivel de confrontación.

Es como si de repente se les ocurriera que solo decir las cosas puede corporizarlas, hacerlas carne en una memoria popular que tiene muy en claro, al menos en un gran porcentaje de nuestra sociedad, quien es quien y a que juega cada uno.

Ayer por la mañana Milton Capitanich perdió los estribos (o no) y molesto con las obvias, groseras mentiras publicadas por un periodista de Clarín rompió un ejemplar del diario en cuatro partes.
El bien o mal de esta acción quedará para otra ocasión, sin rehuirle a la discusión de este tema, pero me preocupa una cuestión mucho peor.

Desde los muchos medios del Grupo Clarín, que vale la pena recordar obtuvo Papel Prensa en la mesa de torturas de la dictadura cívico militar encabezada por Videla y Martínez de Hoz, salieron a decir que esta acción contra la libertad de expresión “es algo tan grave que ni siquiera en la dictadura se atrevieron a tanto”.

Ahora bien, que empleados de un grupo mediático cómplice y partícipe de esa dictadura cívico militar que tuvo más de un centenar de periodista desaparecidos considere una afrenta superior romper un ejemplar en cuatro partes...

Si, leyó bien, para los periodistas de Clarín romper un ejemplar del medio que editan es mucho peor que secuestrar, torturar  y desaparecer a algo más de un centenar de periodistas.

Este desagradable exabrupto de la prensa que se autotitula “independiente” es verdaderamente revulsivo vomitivo, pero no está nada a trasmano del accionar subversivo de casi todos sus colegas de la derecha periodística.

Es casi gracioso, si no resultara altamente ofensivo, que quienes miraron para otro lado y/o justificaron la capucha y la picana hoy llamen dictadura a un gobierno elegido por el voto mayoritario del pueblo; llamen juventudes hitlerianas a las juventudes políticas; diálogo al insulto descalificador; desaparecido a un suicida y que consideren que romper un diario es atentar contra la libertad de expresión.

¿Que van a decir si se enteran que en ciertos baños de estación hay personas que usan sus paginas manchadas en tinta y sangre para limpiarse el culo a falta de papel higiénico? ¿qué son hordas kirchneroides adoctrinadas para desmerecer su trabajo?

Y así prosiguen, en esa suerte de cambalache discepoliano, buscando afanosamente cumplir con sus roles de sicarios, perdidos en sus torres de mentiras y dinero a la espera de que algún día cambie la suerte, su suerte, pero sobre todo la suerte de las grandes mayorías.

Mientras tanto dedican páginas enteras a analizar si la presidenta baila o se viste de blanco, o de rojo o de azul; si un ministro usa traje o no, o corbata; si un gobernador hace esto o aquello.


Lamentablente este sicariato a sueldo vuelve una y otra vez a frustrarse ante la realidad, una realidad que dice que por más que escriban y reescriban una y otra vez la historia de acuerdo a sus intereses toda esa ingeniería mediática de la construcción de la mentira se viene abajo como un castillo de naipes en plena tormenta. 

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