Claudio Bonifacio Cabral, uno de los tres hijos que tuvo Claudia, en diálogo con InfoHuella, relató que el nacimiento de su mamá fue asentado cuando ya tenía entre 5 y 9 años. “No sabemos exactamente. Calculamos que este 18 de junio mi mamá cumpliría 108 años. Cuando se hizo la libreta, ya era una niña”, recordó.
“Claudia heredó de la tierra ranquel el arte de hilar y de llevar encendida su lengua materna ranquel, como estandarte de resistencia. Siempre hablaba en su lengua ranquel. Hablaba e hilaba. Sabía ir a las escuelas y les hablaba a los chicos en ranquel”, agregó.
Sin embargo, se quejó de que pese a todo ello la mujer no recibió ningún tipo de reconocimiento, al indicar que “acá vinieron y con lo que mamá hablaba de su lengua se hicieron libros, pero nunca le llegó ningún reconocimiento. También la llevaban a las escuelas y era muy poco lo que le daban. Se escribió un libro con lo que ella enseñaba que llegó a las universidades de Estados Unidos”.
El ranquel es un dialecto del mapudungun, el idioma hablado por los mapuches. En la actualidad más de 400.000 personas hablan el mapudungun en el sur de Chile, y unas 40.000 en Argentina, según consigna una investigación efectuada por el historiador Norberto Mollo.
Durante los siglos XVIII y XIX, junto a la expansión por las pampas de los mapuches, su lengua, el mapudungun, se difundió desde el centro sur de Chile hacia las actuales provincias argentinas de Neuquén, Río Negro, Chubut y La Pampa, el sur de las de Mendoza, San Luis, Córdoba y Santa Fe y el noroeste, el oeste y el sudoeste de Buenos Aires, dejando su impronta en los nombres de los lugares de estas regiones.
Según la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas 2004-2005 del Censo Nacional de 2001 realizado por el INDEC, en todo el país se reconocen como pertenecientes o descendientes de rankulches 10.149 personas, de las cuales 4.573 habitan en La Pampa.
