Señor Donald Trump: O es usted un hombre bruto o se hace pasar por serlo, pues América es un continente, no una raza. No hay tal cosa como “la raza americana”, como se refiere usted a su raza. Usted es de la raza caucásica. Dentro de las Américas habitan varias razas. Usted procede de los anglosajones, los que a través de la historia han cometido muchos crímenes contra la humanidad. De ustedes, jamás quiero ser parte.
Ahora voy a lo que quiero decirle, señor Trump. Yo soy puertorriqueño. Ustedes nos impusieron a la cañona su ciudadanía en 1917, pese al rechazo del parlamento puertorriqueño de entonces, tal como le impusieron el apellido de los amos a los esclavos para que se supiera a quién pertenecían. El apellido no los hacía “blancos”, pero los desnaturalizaban arrancándoles sus raíces. Nunca he aceptado la ciudadanía estadounidense, ni la aceptaré. Ustedes no tienen el poder para hacer de mí lo que no soy.
La imposición de la ciudadanía ha costado la vida a miles de jóvenes puertorriqueños (dos meses después de la imposición de la ciudadanía nos impusieron el servicio militar obligatorio) en las guerras de agresión de ustedes contra otros países, incluyendo países latinoamericanos hermanos del pueblo puertorriqueño. A través de la historia, ustedes han asesinando a miles de latinoamericanos y han masacrado en más de una ocasión a mi pueblo.
Ustedes son los causantes principales de la crisis que en estos momentos vive la nación puertorriqueña, a la cual ustedes llaman una “posesión”. Su voceros ha tenido la osadía de expresar que pueden “vendernos” o “cedernos” a otro país si así fuera de su conveniencia.
Así que, señor Trump, que si usted ganara las llamadas “elecciones” allá en su país, no solo llévese la ciudadanía estadounidense que impusieron en mi país, sino que también llévese sus agencias de represión como el FBI, sus llamados tribunales federales y todo lo que apeste a coloniaje. Se le agradecerá. Mientras tanto, ¡lo seguiré combatiendo como sea necesario!
