“Múltiples conjuntos normativos del derecho internacional prohíben el uso de la hambruna como arma de guerra. Según el Estatuto de Roma, es un crimen de guerra”, tuiteó el sábado la directora de HRW para Oriente Medio, Sarah Leah Whitson.
La militante reaccionaba así a una amenaza lanzada el jueves por el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, quien dijo que, si Teherán no cumple las exigencias de Washington, será el pueblo iraní quien pague el precio.
“El liderazgo (iraní) debe tomar una decisión sobre si quiere que su gente coma. Tienen que decidir si quieren usar su riqueza para importar medicamentos (…) o malgastarla”, añadió.
Pompeo hizo esa declaración días después de volver a aplicarse todas las sanciones a Irán, al ordenar la reimposición de una nueva ronda de sanciones la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump. Washington había impuesto en agosto otras restricciones a Teherán, tras retirarse en mayo del acuerdo nuclear sobre el programa de energía nuclear iraní, el Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés).
Whitson añadió en la misma serie de tuits que el uso intencionado de la hambruna para privar a los iraníes de cosas indispensables para su supervivencia, lo que incluye la obstaculización intencionada de suministros de socorro, está considerado crimen de guerra.
“No se puede intentar matar de hambre a una población civil para lograr un objetivo político. También sería ilegal el castigo colectivo”, recalcó la directora, tras citar varios ordenamientos internacionales que proscriben los actos de Washington como crímenes de guerra.
El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, ninguneó el sábado las mismas amenazas de EE.UU. y aseguró que Irán seguirá avanzando pese a las presiones y sanciones de Washington.
“Pompeo aprenderá también, como sus predecesores, que, pese a los intentos de EE.UU., Irán no solo sobrevivirá, sino que avanzará sin sacrificar su soberanía”, indicó el jefe de la Diplomacia iraní.
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