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» » Siete formas de detectar un falso producto verde

(18/08/14 - Medio Ambiente y Alimentació)-.¿Qué tan de "verdes" son los productos que se venden como tales? Según un estudio de la empresa de marketing ambiental TerraChoice, el 98% de los más de 2,000 artículos analizados en Norteamérica y comercializados como "verdes" no eran completamente transparentes con la información ambiental transmitida al consumidor. 

Muchas empresas han aprovechado el tirón de la producción "verde" para dar un lavado de cara a sus productos y atraer a consumidores más concienciados. Este uso fraudulento de la publicidad verde es precisamente lo que denuncia esta organización con sede en Ontario (Canadá) en su web, donde define "Siete pecados del Greenwashing" (también conocido como "lavado verde").

TerraChoice ha establecido los siete pecados capitales del "lavado verde" que suelen cometer la gran mayoría de las empresas que venden un falso producto verde y que podemos detectar si estamos atentos.

1. El pecado del "impacto oculto" es el primero de la lista de esta organización y consiste en afirmar que un producto es "verde" basándonos sólo en unas pocas cualidades ambientales, sin prestar atención al impacto global. Por ejemplo, TerraChoice se refiere al papel que se presenta como "100% ecológico" por ser reciclable o por proceder de una plantación sostenible, olvidando otros aspectos que afectan al proceso de fabricación y comercialización: las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de energía, el agua utilizada, los impactos de la silvicultura o el uso de cloro para el blanqueo del papel.

2. El segundo pecado que menciona la web es el de "la falta de pruebas". La falta de certificados reales o de información fácilmente accesible que corrobore lo que dice la etiqueta son pistas para detectar el engaño. Según el estudio de TerraChoice, esto ocurre mucho con lámparas que promueven la eficiencia energética o productos de cosmética —por ejemplo, toallitas de papel— que se venden como reciclables.

3. La imprecisión a la hora de describir una etiqueta es el tercer pecado capital. El resultado de no definir bien la información que aparece en los productos o la falta de significado de los mensajes confunden al consumidor. Por ejemplo, decir que un producto "no lleva sustancias químicas" no es real, ya que nada está libre de químicos (todas las plantas, animales y humanos están compuestos de químicos). Ocurre algo similar con etiquetas como "todo natural" o "no tóxico" —todo puede ser tóxico en dosis altas—.

4. Otros artículos incluyen información sin importancia que puede distraer al consumidor que busca un producto realmente ecológico. Este es el pecado de la irrelevancia. Para TerraChoice, el ejemplo más claro se encuentra en los materiales que anuncian "libre de CFC´s". Los clorofluorocarbonados son los principales culpables del deterioro de la capa de ozono y fueron prohibido por ley hace unos 30 años. Aún hoy, muchos productos —como lubricantes, insecticidas, desinfectantes...— continúan poniendo en sus etiquetas este mensaje que no aporta realmente nada.

5. Otro pecado es el del "mal menor": Hay productos que en su conjunto tienen un dudoso beneficio ambiental y se venden como orgánicos o verdes. Es lo que ocurre con los insecticidas o los herbicidas "verdes". Aunque hay consumidores que necesitan estos artículos para usos agrícolas, en otras circunstancias pueden ser innecesarios para usos como jardines.

6. Otras empresas mienten directamente sobre los elementos y certificados de sus productos. La organización de Ontario menciona en su estudio algunos ejemplos como champús que dicen ser "orgánicos" o detergentes para el lavavajillas que aseguran estar empaquetados en papel 100% reciclado , cuando en realidad contienen plásticos. Éste es el pecado de la mentira.

7. El séptimo pecado que se ha unido a la lista este año es el de "adorar las etiquetas falsas". Muchas empresas han llegado al punto de falsificar certificados y copiar etiquetas para simular un producto respetuoso con el medio ambiente, una estrategia engañosa que requiere una especial atención por parte del consumidor para detectarla.

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