Ana Cuenca, esposa de un policía agredido violentamente tras intensas protestas en los exteriores del colegio Mejía, dijo a Andes que se debe rechazar todo tipo de violencia y remarcar en la sociedad que detrás el uniforme policial hay un ser humano.
“Es importante que todas estas organizaciones que defiende los derechos humanos tomen en cuenta ambos lados luego de las manifestaciones y no solo de los detenidos, sino también de los policías heridos”, aseguró la ciudadana.
Destacó que la anterior semana tuvo una reunión con Diego Zorrilla, representante de las Naciones Unidas en Ecuador, a quien le mostró la importancia de mirar que los policías no salen a las calles para agredir durante una manifestación, sino a intentar controlar el orden y proteger a los ciudadanos.
“El policía es un ser humano, es un padre, es una madre, es un hijo. El policía es un ciudadano y es importante a concientizar a la sociedad sobre aquello”, apuntó.
Respecto a las condenas a los manifestantes por parte de la justicia, señaló que no le corresponde calificar las decisiones de los jueces, sino respaldar a los policías, para lo cual aseguró no tener reparos en golpear las puertas que sean necesarias para defender sus derechos humanos.
Por su parte, Rosa Suárez, esposa de un policía herido durante las manifestaciones de sectores de oposición al régimen en Saraguro rechazó también todo tipo de violencia.
“La Constitución nos da el derecho de manifestarse pero no nos da el derecho de agredir, de dañarle física, psicológica o económicamente una persona”, aseveró.
Ambas ciudadanas forman parte de la Asociación de Familiares y Amigos de Policías Agredidos y cuentan con el apoyo de 60 parientes de 170 uniformados agredidos en las manifestaciones. Según cifras de la organización, alrededor de unos 5.000 policías han sido agredidos por las violentas protestas contra el Gobierno.
