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» » Cuatro Años Sin Néstor

(27/10/14 - Efemérides, Nota de Tapa)-.La noticia golpeaba aquel día como un mazazo en medio de la frente para propios y extraños. El país se asomaba temprano a una jornada de censo y la confirmación de la muerte de Néstor Kirchner fue testeada una y otra vez hasta confirmar lo que nadie quería confirmar. Después... Que decir de un después en que su presencia se multiplicaba por miles, millones, en una plaza que sabe mucho de eso.

Es difícil aún hoy mensurar con exactitud la influencia de este tipo desbarbado que llegó desde el sur del país para cambiar la historia.

Es que la historia de la irrupción de Néstor Carlos Kirchner en la política nacional es la antítesis de la de su antecesor Carlos Menem.

No hago esta afirmación desde lo ideológico, algo casi obvio, sino porque el bien podría haber dicho, en contraposición del “si hubiera dicho lo que iba a hacer no me votaba nadie” que si el Pueblo Argentino hubiera sabido lo que iba a hacer Néstor no hubiera llegado con solo el 22 % de los votos, sino que lo hubiera hecho acompañado por las mayorías nacionales.

Es que la llegada de Kirchner a la Presidencia estaba enmarcada en una de las peores, sino la peor crisis de credibilidad y representatividad de la clase política en nuestro país.

Situémosnos en la época, en aquel terrible tiempo del “que se vayan todos” y las ollas populares floreciendo en cada cuadra, en cada barriada, para parar la hambruna que se había enseñoreado de la escena de la mano de los planes del neoliberalismo apadrinado por el FMI y el Banco Mundial.
Llegó a un país sin trabajo para los argentinos, sin contención para los niños y los viejos, sin fe ni esperanza.

En medio del descreimiento mayoritario llegó él, un tipo raro que dijo algo así como “no llegó a la Presidencia para dejar mis convicciones en la puerta”... Pero claro, veníamos de la Revolución Productiva.

Y pasaron los meses y se comenzaron a ver los cambios en pequeños detalles.

Y llegaron planes para auxiliar a los que peor estaban, llegó la invitación a una participación amplia que muchos aceptaron y comenzó a desarrollarse un proceso de construcción política con muy pocos precedentes en nuestro país.

Y llegaron las primeras estatizaciones, los primeros odios de quienes desde la oposición no acertaban a oponer ideas, a la par de acciones concretas de gobierno.

El abrazo con las Madres, con las Abuelas, los Juicios,la personalización de la política.

Una gestualidad humana invitaba a sumarse y efectivamente sumaba.

Así pasaron sus cuatro años de gestión y cuando todos imaginaban que iría por un segundo mandato, en el Cerro de la Gloria, era presentada Cristina Fernández como su sucesora.

Y allí fue él, junto a su esposa, pero por sobre todo (como es justo señalar) junto a su compañera de militancia.

Allí comenzaron a tensarse las relaciones con los sectores de poder ante la profundización de un modelo que generaba inclusión en base a re distribución de la riqueza.

Y cuando ya se discutía nuevamente si Néstor si, si cristina también y se hablaba del “doble comando” tratando de descalificar a la Presidenta, un día, casi un día cualquiera la noticia paralizó al país.

Sin embargo pese a todas las crónicas, no se puede decir que haya muerto. Y no me hago eco de los profesionales del odio que hablaban del “cajón vacío” sino de la Plaza.

Esa Plaza de los Argentinos tan acostumbrada a parir inmortalidades colada de pibes, de quince, dieciséis, diecisiete años llorando; esos padres con sus pibes chiquitos, de seis, siete, ocho años en los hombros o de la mano; esas colas dolientes de cuadras y cuadras de argentinos que querían decirle adiós ¿adiós? A un tipo, flaco, medio extraño, que tuvo la virtud de mirarlos a los ojos y pedirles que lo acompañen.

No es errado decir que Néstor nació en los miles de pibes que se lanzaron a militar como una suerte de homenaje.

Hoy la Argentina es otra, muy distinta a aquella del 2003 cuando Néstor asumió la presidencia y eso, en gran parte es obra del tipo este que justo se fue a morir cuando venía la mejor parte.

*Por Hugo Delgado
Fotografía: Hugo Delgado

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