La sociedad francesa comienza a mostrar un cierto hartazgo de las medidas del presidente, Emmanuel Macron. Al movimiento de los chalecos amarillos se ha unido este lunes la movilización de los conductores de ambulancia.
Cerca de un centenar de conductores de ambulancias realizaron un bloqueo frente a la Asamblea Nacional en París. La causa: la reforma a la financiación del transporte sanitario. Con la nueva ley, los hospitales y las clínicas eligen sus ambulancias mediante licitación y asumen el costo directamente. Esto, según los operarios, supone una amenaza para las pequeñas y medianas empresas del sector.
Esta protesta se produce después de un fin de semana de violentas manifestaciones de los chalecos amarillos contra las políticas económicas del Gobierno, principalmente la subida de los precios de combustible.
Mientras que el Gobierno galo examina vías para hacer frente al mayor desafío hasta ahora para el presidente de cuarenta años, dice que está abierto al diálogo, pero no revertiría las reformas. Al mismo tiempo, no descarta declarar el estado de emergencia.
Según la policía, al menos 133 personas resultaron heridas y 412 fueron detenidas. Ahora la pregunta es cómo el líder francés quiere calmar esta tan grande insatisfacción popular que azota al país europeo.
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