Así se publicita la consigna “Sí se puede” utilizada en el marco de la campaña presidencial o refiere a las “medidas de fuerte impacto” que llevó adelante el presidente Mauricio Macri después de su asunción el 10 de diciembre del 2015 (fin del cepo cambiario o “eliminación de retenciones a varios productos agrícolas que habían sido causa de un serio conflicto durante la primera presidencia de Cristina Fernández”).
También ocupa un lugar destacado en negritas las medidas “impulsadas por el gobierno orientadas a combatir la inflación” y “otras orientadas a la obtención de créditos e inversiones extranjeras”.
El caso Nisman es otro de los temas abordados por este manual, cuya muerte “generó masivas protestas y los sectores opositores ganaron la calle”. Habla de la denuncia contra “la presidenta por encubrimiento en la investigación por el atentado a la AMIA” y el cambio de humor que este hecho trajo como consecuencia.
Ya en el 2016, otro manual, también para alumnos de 6° grado, en esa oportunidad editado por A.Z, adoctrinaba contra el derecho a huelga de los trabajadores.
Distribuido para que los maestros trabajen los contenidos que los alumnos tenían que rendir para una prueba de nivelación, utilizaron como “material didáctico” una editorial del diario Clarín que se titulaba “Una protesta que daña al Congreso” que hacía referencia a una huelga de trabajadores que paralizó la actividad en el Congreso lo que “entorpece la democracia”. Y luego traducía la editorial en una historieta donde un hombre de saco y corbata increpaba al trabajador por adherir a la medida de fuerza.
Si bien desde siempre los manuales y textos escolares, especialmente los que abordan temas históricos y sociales carecieron de objetividad, desde la última dictadura militar que no veíamos algo tan evidente.
Precisamente, fue en los libros escolares e infantiles donde el gobierno de facto puso mayor atención y realizó un minucioso trabajo de censura no sólo de obras completas como la conocida “Un elefante ocupa mucho espacio” de Elsa Bornemann, la historia de un circo donde el elefante encabezaba una huelga o “La Torre de Cubos” de Laura Devetach, que hablaba de una familia a la que no le alcanzaba la plata; sino también sobre las palabras, para lo cual cortaron o modificaron poesías o partes de textos.Así, por ejemplo, un texto de lectura llamado “Un Monumento en el Sur” y que hacía referencia a la construcción del Chocón Cerros Colorados, en la versión original finalizaba:
“-¿Qué es papá?-dijo Gonzalo- ¿Un monumento?
-Es el Chocón. Pero sí, también es un monumento.
-¿Monumento a qué? -pregunté.
-Al trabajo del hombre.”
En el texto censurado por la dictadura decía:
“-¿Qué es papá?-dijo Gonzalo- ¿Un monumento?
-No. No es un monumento; es una gran obra de ingeniería. Pero también es un ejemplo de lo que podemos hacer los argentinos”.
O el poema “Tal para cual” al que directamente le sacaron la estrofa que decía:
“Por eso recomiendo
tener mucho cuidado:
la libertad es bella
más nunca con candado”.
Estos son sólo algunos pocos ejemplos de los muchos que hay.
Con la propiedad privada, el derecho individual y el principio de autoridad como eje, igual que en la dictadura, se diseña una estructura de control donde los estudiantes y los textos son el principal objetivo, y la escuela el espacio donde viabilizarlo.
Por Beatriz Chisleanschi* (Motor Económico)
(*) Lic. en Ciencias de la Educación. Editora de Motor Económico
