La cita fue en Ángel Gallardo y Corrientes, a metros de la línea B del Subte y cerca de la radio La tribu. En esas mismas cuadras en las que Sofía del Valle fue golpeada por una patota de varones por ser lesbiana. Ese fue el tercer ataque que recibió en seis meses.
El mensaje fue claro, “No queremos raritos en el barrio, sabemos que fuiste con la yuta, lesbiana de mierda”, le dijeron mientras la llevaban contra su voluntad para pegarle.
Poco tiempo después, el 4 de mayo, condenaron al joven trans Joe Lamonge a cinco años de cárcel por haberse defendido del ataque de dos hombres en su propia casa.
Durante el juicio, se desconoció su identidad de género y se lo trató de mujer. Este caso no puede más que remitir al de Higui, acusada de homicidio al defenderse de un intento de violación de una patota.
Este año, también, se la procesó a Mariana Gómez por besar a su pareja mujer en la estación de Constitución.
Estos son solo algunos de los tantos casos de odio hacia aquellos que se apartan de la heteronorma y que parecen estar replicándose, porque la violencia no cesa.
Por tal motivo se realizó el festival –llevado a cabo en esta fecha por ser el día en que la homosexualidad fue eliminada de la lista de enfermedades mentales de la OMS– fue convocado con la consigna “Al clóset no volvemos más”, en respuesta a los intentos de reprimir e invisibilizar las identidades diversas.
Durante el festival hubo lecturas de poesía, bandas en vivo, proyecciones y la Feria Mantera Feminista.
Por ANRed
