Las batallas electorales en Brasil tienen un contendor fuera del cuadrilátero… un candidato que presidió al país durante 8 años y lo consolidó como la sexta potencia mundial. Durante todo 2018 Lula da Silva lideró las encuestas, pero ahora está preso y virtualmente incomunicado con sus electores.
Un juez del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) impidió publicar cualquier entrevista realizada con el líder del Partido de los Trabajadores (PT). Horas después otro magistrado del mismo Tribunal dispuso que no se podía ejercer esa censura previa y mandó a publicar un reportaje realizado por el diario Folha do Sao Paulo, pero minutos más tarde el presidente del Tribunal de Justicia, José Antonio Dias Toffoli, ratificó la censura previa.
Lula fue condenado por recibir una presunta coima de una empresa constructora, con la que habría hecho arreglos por más de un millón de dólares en un departamento, pese a que el departamento no es de su propiedad, ni de ningún familiar suyo, si tan siquiera de un afiliado a su partido.
Luego de poner tras las rejas al líder que sacó de la pobreza a 40 millones de brasileño, el juez Sergio Moro fue multipremiado, por los militares en su país y por sectores conservadores en Estados Unidos.
Mientras tanto Lula envía mensajes a través de sus abogados, en su última carta afirmó que solo el voto del pueblo podrá salvar a Brasil, y realizó un llamado por su candidato Fernando Haddad.
En su misiva Lula también advirtió sobre la llegada del fascismo al poder en Brasil el mismo día que el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro subió 3 puntos más en las encuestas.
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