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» » Armenia se prepara para conmemorar el centenario del primer genocidio del siglo XX

(19/03/15 - Armenia)-.En una Ereván sumida en una paz y una cotidianidad que parecen ajenas a la fecha que se acerca, el presidente de Armenia, Serzh Sargsyan, anunció que su país conmemorará el próximo mes los cien años del genocidio cometido por el Imperio Otomano unificando al mundo en "un llamado único para prevenir futuros genocidios".

En un foro organizado por la Comisión del Centenario del Genocidio Armenio en Ereván, del que participó Télam, el mandatario destacó que "la política negacionista de Turquía", el Estado heredero del Imperio Otomano, "crea un precedente peligroso para que vuelvan a ocurrir crímenes tan graves como el genocidio de Ruanda" o, más recientemente, "el barbarismo del Estado Islámico".

"Al negarlo, el crimen, el genocidio, sigue ocurriendo", sentenció Sargsyan.

Mientras en Argentina la comunidad armenia prepara una serie de actos para el próximo 24 de abril, día en el que este pueblo recuerda año tras año la muerte de alrededor de un millón y medio de sus antepasados a manos de los otomanos durante la Primera Guerra Mundial, en Ereván el gobierno se prepara para una conmemoración nunca antes vista.

Presidentes de Europa y Rusia ya confirmaron que participarán de los actos del próximo mes en Ereván, que también atraerán a cientos sino miles de los ocho o diez millones de armenios que se estima que viven en el mundo.

Pese a que no hay cifras oficiales, el gobierno armenio cree que la quinta o sexta diáspora se encuentra en Argentina, detrás de países como Rusia, Estados Unidos y Francia.

Además, de los actos planeados en Buenos Aires, habrán cientos de conmemoraciones en las escuelas y los centros culturales armenios de todo el mundo.

Pero el plato principal se servirá en Ereván, una ciudad un poco más grande que la capital argentina pero con apenas un poco más del tercio de la población porteña.

Allí, una vez terminado el acto central que reunirá a presidentes de todo el mundo y para el que ya están acreditados medio millar de periodistas extranjeros, según el gobierno, un recital de la famosa banda System of the Down sacudirá la tradicional tranquilidad de la pequeña ciudad.

Pero a un mes de albergar la mayor ceremonia de su historia, la capital armenia vive a su ritmo, ajena a lo que se viene.

El único símbolo que hace referencia al centenario del genocidio es la flor del olvido, que sutilmente decora las puertas o las entradas de las escuelas y que en Armenia se conoce, por el contrario, como la "flor del no olvido".

Sólo esas pequeñas flores violetas de corazón amarillo sobresalen en esta ciudad, en la que la regla es la mezcla, la transición, bañada por luces tenues que irrumpen en la oscuridad pero no llegan a iluminar la noche.

Pequeños colectivos modernos se mezclan en el centro con modelos viejos de tranvías de los años soviéticos, mientras que hombres vestidos con pulóveres holgados y camperas de cuero oscuras -un típico atuendo de los fríos ex países socialistas- se cruzan en las calles con jóvenes en trajes entallados y zapatos lustradísimos en punta, como dicta la última moda en París.

Ereván mantiene la arquitectura cuadrada y despojada de cualquier intento de decoración de la ex Unión Soviética, pero ahora estos edificios de tres o cuatro pisos están ocupados por las tiendas de los diseñadores más caros de Europa y Estados Unidos.
Pero quizás la característica más simbólica de esta pequeña y apacible ciudad se encuentra en su plaza central, la Plaza de la República.

Esta plaza, que en realidad es el espacio en el que confluyen cuatro grandes avenidas, está rodeada por cinco grandes y macizos edificios.

En la mayoría de los países, este simbólico lugar estaría dominado por la sede de gobierno, sin embargo, en la capital armenia, la sede del Ejecutivo es apenas uno de los edificios que bordean los costados de la plaza, junto con la Cancillería y un banco y un hotel extranjeros.

El edificio central, el que mira de lleno a la plaza más importante de Armenia, es el Museo de Historia nacional.

Porque aunque el presidente concentre su discurso en el futuro en abril próximo, en Armenia, la historia, aún la más dura y dolorosa, es símbolo de orgullo, de superación y de perseverancia.

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