José Desiderio Medina Gramajo fue secuestrado el 25 de abril de 1975 por un grupo de tareas de la casa donde vivía con su familia, en El Rodeo, localidad de Lamadrid, al sur de la provincia. Dos días después, una nota en La Gaceta de Tucumán lo daba por muerto en un enfrentamiento.
"Eran las 18 horas cuando un grupo del Ejército entró a la casa por la fuerza, nos encerraron a mi mamá y a mis hermanos en una habitación y lo sacaron a papá”, relató Sandro Ismael Medina Gramajo, hijo menor de la víctima.
El testigo recordó ante el Tribunal integrado por los jueces Gabriel Casas, Carlos Jiménez Montilla y Juan Carlos Reynaga, que tenía tres años cuando ocurrieron los hechos y que sabe lo que sucedió a través del relato de su madre y algunos vecinos de la zona. Cuando los militares se fueron “logramos salir de la casa y a 200 metros encontramos un charco de sangre, allí lo mataron a mi papá”, agregó y manifestó “nunca nos entregaron el cuerpo” a pesar de los trámites que realizó la familia.
Dos día después, el 27 de abril, salió en el diario local La Gaceta de Tucumán una noticia bajo el título “Terrorista Muerto por Patrulla Militar”, en donde puede verse una fotografía del cadáver de José D. Medina Gramajo, boca abajo, con un acápite que señala “cadáver del guerrillero”, al que se describe como muerto durante un enfrentamiento con una patrulla militar en la zona de operaciones del Ejército.
Un requerimiento de elevación a juicio elaborado por el Ministerio Público Fiscal, indica que “la fotografía fue suministrada por el Comando de la V Brigada de Infantería, junto con el informe oficial sobre el suceso”.
El megajuicio por el Operativo Independencia comenzó el 5 de mayo de 2016 y desde entonces el tribunal escuchó más de la mitad de los testimonios relacionados con las 271 víctimas y sólo se realizó la inspección ocular en el ex Ingenio Lules donde funcionó uno de los centro clandestino de detención de la provincia.
Se prevé que a lo largo del mes de marzo se recorrerán otros sitios como “La Escuelita”, la comisaría y la Escuela Lavalle, ubicados todos en la ciudad de Famaillá, los ex ingenios La Fronterita y Santa Lucía; la ex base militar de Caspinchango y otras seccionales policiales que también funcionaron como lugares de tortura y desaparición de personas.
