Los datos que reflejan el brutal ajuste del Gobierno en Capital Federal y el Gran Buenos Aires fueron dados a conocer por el CEM (Centro de Estudios Metropolitanos).
Según el sexto informe denominado “Monitor de clima social” (MCS) realizado por la casa de estudios, en junio aumentaron sustancialmente los niveles de inseguridad social. El 52% cree probable perder su trabajo, pero este temor alcanza un pico del 72% en la zona sur, en municipios como Lanús, Almirante Brown o Florencio Varela.
En el segundo cordón oeste, Moreno o Merlo tres de cada cuatro afirman que sus ingresos no les alcanzan. Más del 80% dice que las tarifas son caras o impagables. Y sólo el 10% considera que la situación del país es buena o muy buena.
El estudio estuvo a cargo del director del CEM, Matías Barroetaveña, y se entrevistaron 1621 personas de toda la ciudad de Buenos Aires y los distritos del conurbano bonaerense. La muestra se tomó entre el 4 y el 7 de junio de 2018.
Las entrevistas fueron telefónicas, siempre centradas en materia laboral, económica y alimentaria.
En diálogo con Diario Pulse, Barroetaveña analizó que “la modificación de la fórmula de las jubilaciones, el intento de fijar una paritaria en el 15% y la mega devaluación -que impactó fundamentalmente en alimentos-, aceleró la inflación y deterioró los indicadores sociales que medimos”.
“Con el primer desembolso del FMI, empezaron el proceso de facilitar la fuga vendiendo esos dólares y aparentemente les va a dar estabilidad, pero la devaluación y el ajuste propuestos por el Fondo será más profundo en el segundo semestre. Hablamos de recesión con inflación”, alertó el director del CEM.
En cuanto al rendimiento del salario “la proporción de personas que reconoce que su ingreso no le alcanza es del 61% y alcanzó su máximo histórico”.
Solo el 35% responde que tiene ingresos suficientes. Este el valor mínimo registrado en esa categoría.
La evaluación de la situación económica personal en relación al año anterior también sufrió un deterioro importante. En octubre de 2017 un 37% consideraba que era “Mala” o “Muy mala”. En la última medición ese porcentaje superó el 57%.
Además la caída del poder adquisitivo quedó reflejada en la mesa de los argentinos: tres de cada cuatro personas reconoce haber limitado la cantidad de alimentos que compra.
“Alcanzó su máximo histórico tras aumentar 12 puntos porcentuales en relación a febrero y 18 puntos en relación a octubre de 2017”, señaló el informe.
En tanto, el 48% tuvo que disminuir la porción de las comidas porque no había en el hogar suficiente dinero para comprar alimentos. “Por primera vez, la proporción de personas que redujo la porción de sus comidas por razones económicas se acerca a la mitad de la población y supera a la de quienes no debieron tomar esa decisión”, destacó el CEM.
Por otra parte, el porcentaje de personas que reconoce que alguien de su hogar sufrió hambre por razones económicas mantiene la tendencia alcista.
El 30% tuvo hambre en su hogar porque no había suficiente dinero para comprar alimentos. “Esta proporción creció 9 puntos porcentuales en relación a febrero”, arrojó el informe.
El dato se dispara en la zona sur, donde el hambre alcanzó al 42% de las familias por falta de plata para comprar comida. Un agravamiento dramático.
“Lo más alarmante es que la situación va a empeorar porque muchas de las decisiones de ahora van a impactar próximamente, como los anunciados nuevos aumentos en los combustible y las tarifas”, concluyó Barroetaveña a Diario Pulse.
