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» » Neo-esclavitud israelí en el valle del Jordán

(13/05/15 - Genocidio Palestino)-.El declive del sionismo liberal ha mostrado un nivel preocupante de hostilidad hacia los palestinos, buena parte de la cual es justificada por ONGs y grupos de presión fascistas proisraelíes. 

Defienden los crímenes contra la población palestina y propagan su mensaje negando incluso que los palestinos estén oprimidos. Una de las formas en que hacen esto es mediante su defensa de la construcción de asentamientos ilegales en Cisjordania.

Stand With Us publicó una declaración sobre este asunto en la que decía que la acumulación de asentamientos no debería ser un obstáculo para la paz y que el verdadero problema es el liderazgo palestino, incluido a Mahmud Abás, títere de Israel. Aunque el presidente de la Autoridad Palestina (AP) ha expresado de forma reiterada su reconocimiento de la existencia de Israel dentro de las fronteras de 1967, según Stand With Us, los palestinos “rechazan el nacionalismo judío mientras propugnan el nacionalismo palestino”.

Este discurso no solo justifica las violaciones del derecho internacional cometidas por Israel, como ha sido el caso de la reciente propuesta de licitación para la construcción de 77 asentamientos en Jerusalén Este, otro paso más en la expulsión de los palestinos, sino que también significa la perpetuación de una economía basada en la neo-esclavitud.

Los que han apoyado abiertamente a los israelíes a beneficiarse gracias a los asentamientos dicen que están dando a los palestinos la oportunidad de trabajar. Sodastream fue una de las principales empresas que se enorgullecían de demoler, ilegalmente, viviendas palestinas porque, de esa forma, “creaban empleos éticos”.

Sus partidarios utilizan una lógica retorcida para afirmar que boicotear a la compañía solo significará que los trabajadores palestinos perderán el empleo. Estas ideas no solo expresa su cortedad de miras, sino que, además, legitiman los desalojos de los palestinos de sus casas porque crearán oportunidades de trabajo. Por la misma razón, legitiman todo tipo de abusos contra los derechos humanos.

Recientemente, el Observatorio de Derechos Humanos publicó un informe sobre el uso israelí de mano de obra palestina infantil en las granjas de los asentamientos. Entrevistaron a 38 niños y 12 adultos para investigar las condiciones en las que están empleados. El salario mínimo en Israel es de 23 shekels la hora (5,3 euros), pero los palestinos que trabajan en los asentamientos ganan, de promedio, entre 60 y 70 shekels al día (entre 14 y 16 euros), una cantidad apenas suficiente para cubrir los gastos mínimos de la subsistencia diaria en Cisjordania.

Están empleados sin contrato, sin seguro médico ni otro tipo de seguro, lo que significa que es prácticamente imposible que los palestinos luchen por sus derechos laborales y, dadas las condiciones en las que trabajan, la falta de acceso a la atención médica pone en peligro sus vidas.

Los trabajadores palestinos, especialmente los niños, son obligados a trabajar en esas condiciones. Están expuestos a los pesticidas y herbicidas sin ningún tipo de protección. Están obligados a trabajar largas jornadas laborales, haga el tiempo que haga, lo que es especialmente duro en verano, cuando las temperaturas superan los 40 grados, e incluso más en los invernaderos.

Los trabajadores sufren de insolación, agotamiento y lesiones que amenazan seriamente su salud. A los niños no se les permite descansar y ni siquiera tienen instalaciones de servicios higiénicos, mucho menos pueden interrumpir el trabajo para ir al baño. Si enferman durante el trabajo, no se les paga el día completo y se ven obligados a costearse su propio tratamiento.

El Observatorio de Derechos Humanos investigó, también, el impacto que este tipo de economía está teniendo en la educación. Antes de abordar esto, es importante recordar que algunas partes de Palestina, como el valle del Jordán, han sido especialmente afectadas por la economía neo-esclavista de la agricultura de los asentamientos debido a su suelo fértil. Esta región constituye una cuarta parte de Cisjordania, por lo que es esencial para la viabilidad económica de un estado palestino.

Niños de tan solo 11 años se ven obligados a hacer malabarismos para compatibilizar su trabajo en los asentamientos y la escuela, debido a la pobreza que los asentamientos han causado en la población palestina. Los maestros se han dado cuenta de que los niños que no han abandonado los estudios para trabajar todo el día y ayudar, así, a su familia, están agotados y no pueden concentrarse en los estudios, una situación que termina en un fracaso escolar.

La edad media en la que los palestinos de Cisjordania abandonan la escuela es de 14 años, un evidente desastre cultural, considerando que los palestinos tienen fama de valorar la educación y enorgullecerse por ello.

Los agricultores palestinos están dejando de trabajar sus propias tierras. Israel les ha restringido la cantidad de agua que pueden utilizar para el riego. Por el contrario, los agricultores israelíes no sufren ninguna restricción al respecto, a pesar de que los niveles de agua están cayendo a un ritmo de un metro por año.

Los palestinos se ven, así, forzados a trabajar en las granjas de los asentamientos. Un informe del Centro de Desarrollo Maan publicado en 2012, mostró que había 20.000 palestinos del valle del Jordán (de un total de 60.000) trabajando en granjas de los asentamientos; es decir, un tercio de los palestinos se ven obligados a trabajar para los israelíes en condiciones cercanas a la esclavitud.

Cuando se elimina la política en el debate sobre la economía de los asentamientos y se miran los hechos de frente, aparece con claridad que esos asentamientos que son defendidos como oportunidades de empleo para los palestinos son, en realidad, un obstáculo para la economía palestina y una eliminación de oportunidades para que los trabajadores progresen.

Estos están atrapados en un ciclo infernal, en el que se ven obligados a poner en peligro sus vidas para poder sobrevivir después de que hayan destruido sus viviendas. La solución no es ampliar los derechos de los trabajadores en las economías de los asentamientos, sino desmantelar el sistema en su conjunto, ya que su mismo desarrollo es el que empobrece a los palestinos.

Quienes apoyan la economía “ética” de los asentamientos no están promoviendo las oportunidades de empleo de los palestinos, sino que están perpetuando el desplazamiento y la opresión de los palestinos. Están apoyando la destrucción de sus viviendas y su empobrecimiento, así como el fracaso escolar y el hundimiento del sistema educativo palestino.

Puesto que Israel ha firmado el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, los partidarios de los asentamientos ilegales están, también, defendiendo su violación del derecho internacional.

Fuente: Israel’s neo-slavery in the Jordan Valley
Traducción: Javier Villate (@bouleusis)

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