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» » Conscriptos desaparecidos: Comienza un nuevo juicio en la megacausa Campo de Mayo

(20/09/16 - Libros)-.El Tribunal Oral Federal 1 de San Martín, iniciará mañana, martes, un nuevo juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en la guarnición de Campo de Mayo en el cual los principales acusados son el último dictador, Reynaldo Bignone, el entonces jefe de Institutos Militares y por de la guarnición, Santiago Omar Riveros, y otros cuatro acusados del secuestro de seis soldados conscriptos, tres de ellos desaparecidos.

Se trata de un tramo de la megacausa Campo de Mayo, en la que se juzga las desapariciones de los soldados conscriptos Luis Pablo Steimberg, militante del Partido Comunista; Daniel García y Mario Molfino, así como las detenciones ilegales de Roberto Britos, Sergio García y Hugo Carvallo, por parte de una patota que operaba dentro del Colegio Militar de la Nación.

La investigación fue iniciada y sistematizada por un militar que se puso al servicio de la verdad y la justicia: el capitán José Luis D’Andrea Mohr, autor de “El escuadrón perdido”.
En el banquillo de los acusados, junto a los generales Bignone y Riveros estará el coronel retirado Alberto Federico Torres, que estuvo a cargo de “El Campito”, y los agentes civiles de inteligencia Carlos Somoza, Hugo Miguel Castagno Monge y Julio San Román.

El caso de Steimberg, secuestrado, torturado y arrojado vivo al mar, permitió probar por primera vez la responsabilidad de Bignone, en ese momento director del Colegio Militar, en crímenes de lesa humanidad.

Por esta causa Bignone fue detenido ya en 1984, pero por la aplicación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, el proceso fue interrumpido y retomado en 2006, tras la anulación de aquellas leyes inicuas.

Steimberg se incorporó como soldado conscripto del Colegio Militar en marzo de 1976 y fue destinado a la Agrupación Tropas, Compañía Comando, cuyo jefe, el entonces teniente 1º Alberto Federico Torres, le firmó una orden de salida permanente para tener franco todos los días desde las seis de la tarde hasta diana del día siguiente, por "razones de estudio".
El 10 de agosto a las 20.30 Steimberg salió de su casa, en Morón, para encontrarse con otro conscripto del Colegio Militar, Mario Molfino -quien desaparecería un año después- en el bar La Paz, de Corrientes y Montevideo, en pleno centro porteño.

Según testigos, el conscripto vestido de civil fue introducido a la fuerza en un automóvil por un grupo de personas armadas que aguardaban desde mucho antes en la esquina de su casa.

Su padre hizo la denuncia en la Comisaría de Morón y dio aviso del episodio en el Colegio Militar.

Sin embargo, dos días después del secuestro, se presentó en su casa una comisión policial numerosa y fuertemente armada bajo las órdenes del mismo oficial que recibiera la denuncia del padre del conscripto con la orden de "buscar al "desertor".

Por testimonios de otros soldados del Colegio Militar, pudo saberse que Steimberg fue visto junto a otros prisioneros en el centro clandestino de detención "El Campito" que funcionó en Campo de Mayo.

El tribunal compuesto por las juezas Marta Isabel Milloc, María Lucía Cassiain y el juez Diego Barroetaveña, con la intervención del fiscal general Marcelo García Berro darán inicio a la audiencia a las 9.30.

El área de actuación de los “grupos de tareas” que tenían como base a Campo de Mayo abarcaba más de una docena de distritos al norte del Gran Buenos Aires, con una población superior a los dos millones de habitantes, y hubo allí una importante cantidad de soldados desaparecidos, ya fuera dentro de las unidades militares, saliendo de franco o cumpliendo alguna tarea encomendada por su superior.

La zona incluía los actuales partidos bonaerenses de San Miguel, Vicente López, Tres de Febrero, Pilar, Escobar, Tigre, San Fernando, General San Martín, Exaltación de la Cruz, Zárate, Campana y San Isidro y el control del área estaba a cargo del Jefe del Comando de Institutos Militares, Santiago Riveros.

Dentro del predio de unas 5.000 hectáreas, desde 1976 hasta 1980, funcionaron cuatro centros clandestinos de detención tortura y muerte: El Campito o Los Tordos, Las Casitas o La Casita, el Hospital Militar y la Prisión de Encausados.

En 2015, un grupo de ex soldados conscriptos entregó al ministerio de Defensa un listado con los nombres de 218 detenidos-desaparecidos mientras hacían el servicio militar obligatorio para que sean reconocidos como víctimas del terrorismo de Estado.

El empujón inicial lo había dado, curiosamente, un ex capitán del Ejército (al que se le restituyó el grado poco antes de falleciera, en el verano de 2001), hijo y nieto de generales, José Luis D’Andrea Mohr, con su investigación El escuadrón perdido, publicada como libro en 1998 con un prólogo de los padres de los “colimbas” Steimberg y García.

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