El hecho fue relatado por uno de los representantes de los organismos en la rueda de prensa posterior a la malograda reunión en la que los representantes del gobierno se retiraron ofendidos por los reclamos.
Una difícil situación es la que enfrenta el gobierno, que parece atrasar alrededor de cinco siglos y considerar a los miembros de las comunidades de pueblos originarios como No Personas, tal como lo hizo la Iglesia Católica de entonces para poder justificar el sometimiento de los naturales americanos a la esclavitud.
Esta apreciación se desprende de los dichos de la ministra, que una y otra vez señala que "no hay pruebas de que a Santiago Maldonado se lo haya llevado la Gendarmería" cuando varios mapuches han señalado lo contrario y solo restándole entidad humana la controvertida ministra podría sustentar sus dichos.
Lo real y cierto es que de demostrarse la responsabilidad de Gendarmería Nacional en la desaparición de Santiago Maldonado, se trataría de un delito de lesa humanidad, por tanto imprescriptible, que prevé severísimas penas, y cuya responsabilidad, agravada por la presencia del viceministro en el lugar del hecho recaería, no solo en este último sino en el resto de la cadena de mandos de la fuerza que incluyen a la ministra y al propio presidente Mauricio Macri.
La responsabilidad también alcanzaría al juez de la causa, si es que este efectivamente y como sostiene Gendarmería, fue quien dio la orden de actuar de esa forma a la fuerza, algo que el propio magistrado deberá confirmar o desmentir.
Lo cierto es que además, el gobierno es responsable de mandar más de un centenar de gendarmes armados hasta los dientes a reprimir un corte de alrededor de una docena de mapuches con hondas para defenderse, pero a los que mediante una colosal campaña de medios había denunciado con nexos con las milicias kurdas, la ETA y las FARC, entre otras delirantes declaraciones tendientes a demonizarlos.
Ahora habrá que esperar el desenlace de estos hechos, que como ya dijimos tienen carácter imprescriptible, y que deben ser detenidos de la manera más enérgica posible por la sociedad civil, si es que no desea volver a revivir dolorosas experiencias del pasado.
