Además, existe la amenaza de deslizamientos de tierra y de derrumbe de las viviendas. Los niños desterrados con o sin sus familias, sufren problemas de sanidad, depresión y educación, entre otros.
El barrial surgido por las lluvias se mezcla con los residuos fecales y provoca enfermedades como el cólera, lo que empeora aún más los problemas nutricionales.
Setecientos mil rohingyas se han exiliados solamente a Bangladés durante el año pasado, huyendo de violaciones, torturas y asesinatos por parte del Ejército de Myanmar desde finales de agosto de 2017.
Myanmar niega la ciudadanía a los rohingyas, musulmanes que llevan siglos viviendo bajo la represión en esta nación de mayoría budista. El Gobierno birmano ha anunciado recientemente haber repatriado al primer grupo de los refugiados de Bangladés. No obstante, varios grupos de derechos humanos tachan el anuncio de un truco publicitario y un “show mediático”.
