En medio de un contexto sociopolítico donde a cada vecino le cuesta cada día más llegar a fin de mes, nuestro local, ubicado en Tucumán 1000, no fue ajeno a la realidad que vivimos. Lo llamativo del robo está en que los atacantes no se llevaron ni un equipo de música, ni un caloventor, ni una impresora o una heladera (objetos de gran valor material, que estaban en la sede), si no que sólo optaron por llevarse una vieja CPU, que contenía data del espacio.
El hecho se vincula directamente a la agresión sufrida hace dos semanas, cuando habíamos notado la sustracción de un reflector propio, que oscureció la zona en la cual se encuentra nuestro local, a la vez que encontramos roto el cartel con el nombre del titular de nuestra organización, Daniel Moreira.Los reiterados amedrentamientos que sufrimos en un lapso de sólo quince días nos llevan a dudar de la posible connotación netamente política que puedan llegar a tener los ataques.
Por eso, le exigimos al Ejecutivo municipal de Lanús su repudio público a las agresiones que sufrimos, como así también la garantía y la seguridad de una convivencia democrática, sin agresiones de ninguna índole, entre las diversas expresiones políticas que trabajan en el distrito.
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