Waziri explicó que la tumba está casi intacta y fue encontrada en un pequeño cementerio previamente utilizado por nómadas que se mudaron a Egipto desde el interior de Nubia, territorio vecino por el sur, durante el Segundo Período Intermedio (1750-1550 aC).
El especialista agregó que los estudios demostraron que en el momento de su muerte la mujer tenía aproximadamente 25 años y estaba muy cerca de dar a luz.
Detalló que el esqueleto del bebé se encontró en el área pélvica de la madre y ya se había colocado en una posición de 'cabeza abajo', lo que sugiere que tanto la madre como el feto pudieron haber muerto durante el parto.
El análisis preliminar de los restos de la madre reveló una desalineación en la pelvis de la mujer, probablemente el resultado de una fractura que se había curado incorrectamente.
Es posible que esta anormalidad haya causado problemas durante el parto, que condujeron a la muerte de la madre y el feto, señaló Waziri.
El esqueleto de la madre descansaba en una posición contraída y estaba envuelto en una cubierta de cuero.
Dos vasijas de cerámica la acompañaron en su viaje a la otra vida: una era una pequeña jarra egipcia, bellamente hecha y desgastada por años de uso; y el otro era un tazón fino con una superficie pulida roja y un interior negro, producido por éstas comunidades nómadas siguiendo un estilo nubio.
Waziri divulgó que la misión italo-estadounidense también encontró una ofrenda inesperada en la tumba, que consiste en muchas cuentas de cáscara de huevo de avestruz sin terminar y fragmentos en blanco.
La razón detrás de esta ofrenda no está clara; es posible que en la vida la mujer fuera una reconocida fabricante de cuentas y su familia colocara una cantidad de material no trabajado en la tumba para honrar su memoria, concluyó.
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