A último momento, Rajoy cambió de estrategia y comenzó con un llamado telefónico al presidente del gobierno regional de Canarias y líder del Partido Coalición Canaria (CC), Fernando Clavijo, que es el que tiene la menor representación parlamentaria: un solo escaño.
El diputado de esta formación, con quien se reunirá el martes, sería clave en la ecuación para que el líder del Partido Popular (PP) consiga la reelección. Tras las elecciones de diciembre, CC fue el único partido que se apoyo el acuerdo entre liberales y socialistas que fue insuficiente para que el líder de estos últimos, Pedro Sánchez, sea elegido presidente.
El jefe de Gobierno había manifestado que su primer contacto sería con Sánchez, cuyo Partido Socialista (PSOE) quedó segundo en los comicios con 85 escaños, frente a los 137 de los conservadores, para explorar las posibilidades de apoyo o abstención de su partido.
Prácticamente todas las opciones que tiene el líder del Partido Popular (PP) para mantenerse en el poder pasan por el PSOE. No obstante, sabiendo que al menos inicialmente los socialistas rechazarán ambas opciones, como es de público conocimiento, optó por empezar por lo más fácil, ya que por delante tiene un camino bastante espinoso.
Tras conocerse el veredicto de las urnas, Rajoy dejó en claro que su socio preferente es Sánchez y que quiere ofrecerle formar parte de un gobierno de "gran coalición", algo que el PSOE rechazó oficialmente.
Esa fórmula, a la que está invitado a participar el partido liberal Ciudadanos, sería la que le daría mayor estabilidad pero es la más difícil de conseguir porque la negativa de Sánchez cuenta con el respaldo de su partido.
La segunda opción que baraja el dirigente conservador, y la más viable, es que el PSOE se abstenga a su investidura. Por ahora el líder socialista también rechaza esta opción, pero en el interior de su partido existe una división al respecto.
El 9 de julio se reunirá el Comité Federal del PSOE -máximo órgano de dirección- que fijará la posición de los socialistas. Se espera que los socialistas ratifiquen que en ningún caso van a apoyar a Rajoy, pero pueden dejar abierta una puerta a no obstaculizar su investidura.
Para convencerlos, los conservadores dicen que están dispuestos a hablar incluso de la reforma laboral aprobada por el gobierno de Rajoy -que Sánchez quiere derogar- y de una reforma constitucional, según afirmó este jueves uno de los vicesecretarios del PP, Javier Maroto.
Sánchez no comparece ante la prensa desde el domingo, cuando valoró los resultados electorales del PSOE, que fueron los peores de la historia pero le permitieron conservar la "hegemonía de la izquierda", al evitar el pronosticado adelantamiento de la coalición de izquierda Unidos Podemos, de Pablo Iglesias, que quedó en tercer lugar con 71 diputados.
Si bien el dirigente socialista no fue explícito al rechazar la posibilidad de que su partido se abstenga ante una investidura de Rajoy, dijo que pondría sus votos y escaños a favor del cambio, lo que supone un veto a Rajoy.
En cambio, el portavoz del Comité Electoral de su partido, Antonio Hernando, dijo claramente que el PSOE no dará apoyo a Rajoy ni se abstendrá, y recomendó al líder del PP buscar respaldo en sus "afines ideológicos".
Rajoy podría completar la mayoría que necesita para la reelección, 176 diputados, sumando a sus 137 los 32 que tienen los liberales de Ciudadanos, que quedaron en cuarta posición, los 5 del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y uno de Coalición Canaria.
Con esta suma quedaría a un diputado de la mayoría absoluta y en caso de segunda votación necesitaría una abstención para ser elegido. Ese voto estaría del lado socialistas, aunque lo podría otorgar Pedro Quevedo, el número dos de la lista socialista por Las Palmas, que pertenece al partido Nueva Canaria.
Si bien tiene un acuerdo con el PSOE y descartó apoyar al PP, Quevedo sostuvo que podría negociar su abstención.
Para eso, Rajoy igualmente necesita de un voto favorable de Ciudadanos y del PNV, ya que de lo contrario vuelve a necesitar la abstención total del PSOE.
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, sigue afirmando que no apoyará un gobierno del PP si no hay regeneración, si Rajoy sigue al frente, pero insiste en que quiere hablar de "contenidos y reformas" si los otros partidos renuncian a poner los "sillones" por delante.
No obstante, el vocero de Ciudadanos en el Congreso, Juan Carlos Girauta, sostuvo este jueves que su partido podría llegar a un acuerdo para investir a Rajoy al menos por "media legislatura", es decir dos años, para luego someter su mandato a una "cuestión de confianza", una moción.
En entrevista con TVE, la televisión pública española, Girauta reiteró que más allá de la voluntad de su partido se necesita una mesa entre las tres fuerzas constitucionalistas -PP, PSOE y Ciudadanos- ya que un acuerdo que incluya a los liberales y al PNV es "contra natura".
De la misma forma, los nacionalistas vascos piden al PSOE "que se moje", porque tampoco se ven ni apoyando ni "dejando pasar" a Rajoy. "Tendría que cambiar muchísimo", dijo el diputado del PNV, Aitor Esteban.
En tanto, en las negociaciones que inicia Rajoy, la coalición de izquierda Unidos Podemos es la que claramente quedó fuera de juego, ya que pasó de la expectativa de liderar un gobierno de coalición alternativo al PP, como indicaban las encuestas, a prácticamente quedar en la oposición y sin margen para presionar a favor de una opción que permita desbancar a los conservadores de La Moncloa.
La coalición de izquierda mira hacia adentro por el fracaso de la coalición con Izquierda Unida (IU), que supuso la pérdida de más de un millón de votos aunque obtuvo los mismos diputados que en diciembre.
