Puigdemont convocó para este sábado en Berlín a los diputados de su coalición Junts per Catalunya (JxCat), encuentro en el que podrían definirse los próximos pasos para intentar desatascar la parálisis institucional en la comunidad autónoma nororiental.
Consciente de que el desbloqueo de la situación está en sus manos, como referente indiscutible del separatismo, deberá decidir si designa un sucesor para candidato a la presidencia de la Generalitat (autogobierno catalán) o conduce a la región a unas nuevas elecciones.
Si antes del 22 de mayo las fuerzas independentistas -mayoritarias en la cámara autonómica- no logran constituir un ejecutivo, la próspera autonomía se vería obligada a acudir a otra cita con las urnas, tras la del pasado 21 de diciembre.
En las últimas semanas, el entorno del destituido mandatario, quien aguarda en la capital germana una eventual extradición a España, insistió en que su propósito sigue siendo presentarse a la reelección, pese a los múltiples obstáculos judiciales y políticos en su contra.
El parlamento de Cataluña aprobó la víspera una modificación de la Ley de Presidencia de la Generalitat, impulsada por JxCat y pensada precisamente para facilitar una casi imposible investidura a distancia del líder separatista.
La reforma, respaldada por los otros dos partidos independentistas, Esquerra Republicana y la Candidatura de Unidad Popular, permitiría la elección de un presidente sin estar presente y gobernar de manera telemática, una pretensión con escaso recorrido.
De hecho, el gobierno central de Mariano Rajoy adelantó el viernes que recurrirá el cambio de esa normativa ante el Tribunal Constitucional español, que en enero ya impidió un intento de la cámara de investir a distancia al defenestrado gobernante.
Además, el Consejo de Garantías Estatutarias, órgano consultivo de la Generalitat, advirtió días atrás que el cambio de la Ley de Presidencia es ilegal, aunque sus dictámenes no son vinculantes.
En ese contexto, la votación de ayer en la asamblea legislativa catalana fue interpretada como una última tentativa del secesionismo de demostrar que su pretendiente es Puigdemont y la justicia y el ejecutivo de España impiden su nombramiento.
Tras ese gesto, consideran analistas, los partidos soberanistas avanzarían en el camino para designar a un candidato efectivo antes del 22 de mayo.
Del encuentro en la capital germana podría salir el aspirante a dirigir los destinos de la rica región de 7,5 millones de habitantes, cuyas instituciones fueron intervenidas por Rajoy el 27 de octubre, a raíz de la declaración unilateral de independencia.
La gran incógnita de la reunión de hoy en Berlín es si Puigdemont volverá a apostar por sí mismo como presidente, planteará un candidato alternativo sin causas judiciales abiertas o mantendrá la incertidumbre unos días más.
