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» » La muerte del joven Marcelo Montenegro, más cerca de esclarecerse

(25/07/15 - Violencia Institucional)-.Después de tres años y tres sobreseimientos, los policías Emmanuel Díaz, Mario Mediana y Diego Calderón finalmente fueron procesados por la persecución que derivó en la muerte del joven de 21 años Marcelo Montenegro en la villa 20, el 7 de julio de 2012. La madre de Marcelo, representada por la Asociación Miguel Bru, había apelado en las tres ocasiones. "De a poquito se nos está dando"; dijo Rosa Montenegro.

“Se utilizó la figura del enfrentamiento para tapar un asesinato”
La sala V de la Cámara en lo Criminal y Correccional de Capital Federal confirmó el procesamiento de los tres policías que participaron de la persecución que terminó con la vida de Marcelo “Pela” Montenegro.  

Después de tres años y tres absoluciones para los efectivos de la Policía Federal, la causa se encuentra en las puertas del juicio oral  por lo sucedido el 7 de julio de 2012. 

Esa noche Marcelo, que tenía 21 años, viajaba en un Renault Twingo con otro joven y  la policía barrial de la villa 20 los quiso parar por considerarlos sospechosos de robo. 

Un patrullero comenzó a perseguirlos, en él iban los tres acusados. La versión policial sostiene que Montenegro les disparó desde el auto, aunque no hay pruebas. Los policías dispararon cinco veces contra el Twingo, y de esas balas una le perforó el pulmón a Montenegro y le causó la muerte. 

Una serie de irregularidades judiciales derivaron en tres sobreseimientos consecutivos dictados por el juez Diego Slupski y rechazados por la Cámara de Apelaciones.. La causa cambió de juzgado por decisión de la Cámara V y ahora está a cargo del  Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción 38, a cargo de Wilma López.

Hasta el momento el único procesado por lo sucedido aquella noche era Alejandro Maturano, el amigo de Montenegro que manejaba el auto en el que viajaban, por “resistencia a la autoridad agravada por el empleo de un arma de fuego”.

“Yo no quería que se la llevaran de arriba. Hicieron todo eso porque piensan que porque estamos en la villa nadie va a hacer nada”, dijo Rosa Montenegro, madre de Marcelo, a Infojus Noticias.

“Cuando me llamaron y me contaron lo del procesamiento me dio una alegría que sentía que iba a explotar, el corazón se me salía del pecho. Hace tantos años que estamos con esto que me puse contenta porque de a poquito se nos está dando”, agregó.

Sobreseimientos sin pruebas
Emmanuel Díaz, Mario Mediana y Diego Calderón fueron sobreseídos en tres oportunidades por el juez Diego Slupski – a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción 19-. En aquel momento Slupski dio por cierta la versión policial que hablaba de un enfrentamiento y  que los uniformados habían actuado en legítima defensa.

La familia de Marcelo Montenegro, representada por los abogados de la Asociación Miguel Bru, apeló las tres veces. La causa cambió de juzgado por decisión de la Cámara V y ahora está a cargo del  Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción 38, a cargo de Wilma López.

“Tres años y tres absoluciones después procesaron por homicidio agravado a los tres policías acusados del homicidio de Marcelo. A partir de esta medida se logró revertir la rutina judicial de convalidación acrítica de las actas policiales, ya que la versión policial va a poder discutirse en juicio oral y público”, explicó Nahuel Berguier, abogado de la Asociación.

En la resolución de la sala V, a la que Infojus Noticias tuvo acceso, el juez Ricardo Pinto argumenta que la versión de los policías no encuentra resultados en las pruebas: “El peritaje permitió acreditar que el revólver que-aparentemente- tenía Montenegro, presentaba dos vainas servidas. Una de ellas no fue percutida por el revólver, mientras que la restante sí. No obstante también se determinó que el revólver tenía en su cañón un proyectil obturado. Es decir, quien disparó ese arma, lo hizo solo una vez y sin lograr producir el disparo”.

Y agrega: “Eso contrarresta a todas las luces el descargo de los imputados respecto a que desde el vehículo les dispararon en dos o más oportunidades. En efecto, además, se pone incluso en duda que ese único intento de disparo efectivamente hubiera producido un fogonazo”.

La  sala V confirmó el procesamiento de los policías, entre otras cosas, porque una de las armas que supuestamente portaba Montenegro, fue encontrada a varias cuadras del lugar en donde se produjeron los hechos, desarmando de esta forma la versión policial del enfrentamiento y la actuación en legítima defensa.

Rosa Schoenfeld, presidenta de la Asociación Miguel Bru, celebró el procesamiento de los policías. “Gracias a Dios hicieron lugar a la apelación. Tres veces apelamos los sobreseimientos. Por suerte nos tocó una sala que realmente leyó la causa y se dio cuenta de que había cosas por investigar y confirmaron el procesamiento por el que luchamos tanto. Ahora tenemos que creer en la Justicia. Yo creo que vamos a tener justicia por Marcelo”.

Cada vez que Rosa Montenegro recuerda lo que sucedió aquella noche siente “que todo está pasando de nuevo”. La madrugada del 7 de julio de 2012, sintió golpes en una de las paredes de su casa que da a un pasillo interno de la villa 15. Del otro lado escuchó que alguien nombraba al Pela, le dijeron que estaba preso.

Rosa no entendía bien qué era lo que sucedía y fue hasta la comisaría 48. Preguntaba por su hijo, pero le decían que ahí no estaba. En la comisaría la callaron y la trataron mal. De su hijo nadie decía una palabra. Fue a la comisaría 52: nada. Fue al Hospital Santojanni, tampoco le dieron información.  Se hizo de noche otra vez y Rosa seguía sin saber nada. Cerca de las nueve fue a la morgue. Allí reconoció el cuerpo de su hijo, que en un brazo tenía tatuado su nombre.

“Al Pela lo mató la yuta, ¡pum!”
Esa madrugada, el “Pela” había dejado la canchita del barrio en la que tomaba una cerveza con amigos y se subió a un Renault Twingo dorado con Alejandro “El chino” Maturano, para acompañarlo a la casa de un primo.

Cerca de las 3 de la mañana a los oficiales que patrullaban el barrio les llegó una alerta sobre un Twingo dorado que había sorteado dos puestos de control policial y cuyos ocupantes,  según el relato de un vecino, estaban armados.

Comenzó una persecución que terminó cuando el Twingo chocó contra un paredón en la intersección de la avenida Piedrabuena y Saraza.

El auto tenía cinco impactos de bala. Uno de ellos atravesó los asientos y se detuvo en el tórax de Marcelo. La autopsia determinó murió de hemorragias internas y externas a causa del disparo y que tenía una herida de paso de proyectil sobre los labios. Una herida que no concuerda con la dirección de los tiros en una persecución.

Rosa le pidió a dios que la ayudara para saber qué era lo que había pasado esa noche. Como una revelación, a los pocos días, escuchó a su hija más pequeña decir: “Al Pela lo mató la yuta, ¡pum!”.  Entonces supo que tenía que hacer algo.


Volvió al lugar de los hechos, vio el lugar donde estaba el auto y un charco de sangre. Habló con los vecinos, le dijeron que el tiroteo había empezado después de que el auto chocara contra el paredón. 

Investigó y anotó cada dato en un cuaderno. Rosa quería saber la verdad, no le importaba que le aconsejaran que “no se metiera con la policía”.  Después de tres años y varios reveses judiciales, está por tener justicia.

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