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(08/11/15 - Libros)-.Silvia Vila es la sobrina de Delia Giavanola de Califano, la Abuela de Plaza de Mayo que, el jueves pasado, encontró a su nieto Martín, nacido en el Pozo de Banfield. Antes de conocerse la noticia, Vila había mandado a imprenta un libro de su autoría, sobre la historia de su tía. Ahora, está reescribiendo el final: “Lo que era un signo de interrogación va a ser una sonrisa”, compartió.

El día que supo que su nieto Martín había nacido en un centro clandestino de detención, Delia Giovanola de Califano, una de las doce fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, le prometió a su hijo desaparecido que lo encontraría. El compromiso se redobló tiempo después, cuando su otra nieta, Virginia –buscadora incansable de su hermano apropiado por el terrorismo de Estado– tomó la decisión de quitarse la vida. 

“Delia tenía que cumplir esa promesa que le había hecho a sus seres más amados. Y ahora cumplió, porque encontró a su nieto”, cuenta Silvia Vila, sobrina de Delia, que hace tres años comenzó a escribir la historia de esa mujer que fue madre, es Abuela y hoy tiene 89 años. El libro ya estaba en imprenta cuando se conoció la noticia de la recuperación de un nuevo nieto: el 118.

Silvia todavía está emocionada porque acaba de ver a su tía en la televisión, abrazada a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. A través de la ventana de su cocina, que da a una tranquila calle de Santos Lugares, en el partido de Tres de Febrero, llegan los sonidos de los pocos autos que pasan por la calle.

“Ahora hay que cambiar el final del libro: lo que era un signo de interrogación va a ser una sonrisa. Y si Martín nos lo permite vamos a conocer la otra parte de la historia”, dice Silvia mientras toma un mate y acomoda unos platos con galletitas y vainillas sobre la mesa. 

“Creo que también le va a servir a Martin para conocer su historia, más allá de lo que le va a contar su abuela y otras personas”, agrega Silvia quien, a menos de 24 horas de conocerse la noticia, comenzó a reescribir el último capítulo de la historia.

La lucha que la parió
“Delia Cecilia Giovanola. La lucha que la parió”, es el título del trabajo que verá la luz en pocos meses. “Es un nombre que tomé de un programa de radio de Hijos Mar del Plata, a los que tímidamente les pedí autorización. Porque a ella la parió la lucha: de ser un ama de casa pasó a ser una Abuela de Plaza de Mayo.

¿Cómo surgió la idea de escribir el libro?
Hace tres años, una mujer le propuso a mi tía hacer un libro sobre su vida, en fotos. La fotografió durante un año, la grabó y la acompañó a los actos. Después, nos quisimos morir porque parecía un trabajo de la escuela. Lo vimos y nos tomamos unos mates. Yo hacía rato que tenía ganas de escribir su historia, tenía escritas algunas cositas. Y ahí le pedí permiso para contar la historia. Así, de a poco, se fue armando el libro.

¿Cómo fue el proceso?
Delia me pidió no decir que era su sobrina mientras hacía el libro. El trabajo fue muy arduo, porque me costó más acceder a ciertas personas. No es una biografía, es una narración de su vida, tiene muchas partes poéticas. Es de fácil lectura, para que sea accesible a todo el mundo. 

El libro tenía tres motores. El primero era que sirviera como un modo más de búsqueda para encontrar a Martín. Ahora ya no hace falta. El segundo era que se supiera la historia, que fuera real y contada por su protagonista, no por un historiador. El tercer motor era más personal: mis ganas de contar esta historia, de poner todos los sentimientos en esto. 

El nieto 118
Martín Ogando Montesano, el nieto 118, nació hace 38 años en el Pozo de Banfield. Es hijo de Stella Maris Montesano y Jorge Oscar Ogando, militantes del PRT-ERP, que aún continúan desaparecidos. Su hermana, Virginia Ogando, tenía tres años cuando secuestraron a sus padres –su mamá ya estaba embarazada; ella dormía en la cuna cuando se los llevaron a la fuerza– y se crió con Delia.  

¿Qué sabían de Martín hasta el jueves 5?
Sabíamos que había nacido en el Pozo de Banfield, a fines de noviembre o principios de diciembre del año 1976, porque cuando secuestraron a la mamá, estaba embarazada de 8 meses y medio. Sabíamos que Stella (Maris Montesano) estuvo con él tres o cuatro días, que le dio de amamantar, que se robó el cordón umbilical. 

Jorge (Ogando), el hijo de Delia, estaba en el mismo lugar, pero en otra celda. Entre los detenidos, y a través de los respiraderos, se fueron pasando el cordón umbilical hasta que Jorge lo tuvo en sus manos y supo que su hijo había nacido. Le contaron que era rubio, de ojos celestes, igual a Virginia, la hermanita que estaba criando Delia.

¿Cómo y cuándo se enteró Delia que su nieto había nacido?
Delia se enteró a  través de Alicia Carminatti, una mujer que estuvo en la misma celda que Stella, la nuera, y a la que habían liberado. Había pasado un año, más o menos. Le pidió una entrevista y se juntaron en un café.

Todavía la gente estaba marcada y tenía miedo. Delia fue con una lista de preguntas muy pavotas, como necesidades de madre. Por ejemplo, le preguntó: “¿Cómo hacía para cortarse las uñas? ¿Cómo se bañaban? ¿Qué comían?”. 

Ella le contó que habían llevado a Stella a parir y que la habían traído sin el bebé. Así fue que se enteró que era un varón, que los padres le querían poner Martín y que era rubio, de ojos claros.

¿Cómo viven el hecho de haber encontrado a Martín?
Para nosotros es una alegría enorme; para ella, es tocar el cielo con las manos. Creo que todavía no terminó de despertarse. Fue una conmoción. Abuelas se transformó en un hormiguero. 

Éramos montones de familiares y amigos que la acompañamos en la lucha, en cada acto, en cada cosa que hizo para encontrar a su nieto: desde un acto en una escuela para concientizar, hasta un gran acto. Saber que Martín apareció es una locura. No lo podemos creer, necesitamos tocarlo. Fue maravilloso. 

El agradecimiento a este gobierno es total, por tantas cosas que han hecho pero, sobre todo, porque la defensa de los derechos humanos nos hace sentir que no estamos solos. Sentimos que nos apoyan. Las Abuelas golpearon tantas puertas, y con este gobierno no hizo falta que golpearan: la puerta se les abrió sola.

La fuerza de Delia
Después de buscar a su hermano sin respiro, durante su vida entera, Virginia, la nieta a la que Delia crió como su hija, se suicidó en la ciudad de Mar del Plata, en 2011. “Estoy feliz, pensando que la mano de mi nieta está detrás de todo esto", contó emocionada Delia, en la conferencia de prensa que dio el jueves en la sede de Abuelas. 

“Al principio, Virginia no quería saber nada de la historia de sus padres. La criaron los abuelos desde los tres años hasta que se casó. Para ella, sus padres eran sus abuelos, hasta que un día, de más grande, empezó a militar en H.I.J.O.S., en Abuelas”, cuenta Silvia.

¿Cómo vivió Delia la muerte de Virginia?
Las Madres y las Abuelas pertenecen a otra raza, son superiores. Tienen una fuerza que no sé si alguno de nosotros podría tener. Para ella, la muerte de Virginia fue un golpe inmenso. Durante un tiempo, se quedó en su casa pero después salió al ruedo, otra vez.  

Siguió yendo a Abuelas y empezó a buscar con más fuerzas a Martín, porque ella, cuando se llevaron a Jorge, le prometió que encontraría a su hijo y cuando murió Virginia le hizo la misma promesa:  encontraría a su hermano. Delia tenía dos promesas que cumplir a sus seres más amados. Y ahora cumplió, porque lo encontró. Anduvo por todo el país, por el mundo, y lo logró. Ella sale adelante, siempre sale adelante. En febrero, va a cumplir 90 años.

¿Qué es lo que empuja a Delia a seguir adelante y que hizo que no bajara los brazos, en 38 años de búsqueda?
El compañerismo que hay entre las Abuelas las hace como hermanas. Ayer vimos un espectáculo maravilloso: Delia estaba exultante y de pronto entró Rosa (Roisinblit), que es la vicepresidenta de Abuelas, se agarraron y se miraron con los ojos húmedos. En esa mirada, se dijeron lo que había pasado en estos 38 años. 

Los nietos nacidos en cautiverio son los nietos de todas. Martín es el nieto de Rosa, de Aída (Kancepolski), de Estela (de Carlotto). Y los nietos que aparecieron antes, también. Ellos las aman con locura a todas. Y para ellas, es un modo de vida y, mientras les quede vida, van a seguir buscando a los nietos que faltan.

*Por: Sebastián Ortega, Infojus Noticias
Fotografía: Nahuel Alfonso

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