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» » 5 de Noviembre, el día que dijimos No al ALCA

(05/11/16 - Almirante Brown)-.En noviembre de 2005, en la ciudad de Mar del Plata, se llevó a cabo la IV Cumbre de las Américas. A pesar de la agenda prevista, los países integrantes del NAFTA (EEUU-Canadá-México) llegaron a la Cumbre con la pretensión de imponer e implementar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). No obstante las presiones que ejercieron, se encontraron con un NO rotundo por parte de los miembros del MERCOSUR y Venezuela.

El ALCA fue un proyecto de EEUU que apareció en 1991 y era parte de un conjunto de iniciativas que tenían por objetivo reconfigurar el orden económico internacional luego de la caída de la URSS y el bloque comunista en la guerra fría, proceso que fue conocido como globalización neoliberal. 

Si bien el mundo avanzó en esa dirección, la firma de un tratado como el ALCA, vendría a convalidar abiertamente una relación de sometimiento y explotación de toda la América a los intereses de EEUU. Aceptar el ALCA era, sin dudas, un suicidio masivo. 

En efecto, como bien lo definieron Ricardo Grinspun y Robert Kreklewich, “los tratados de libre comercio son marcos supranacionales condicionantes para facilitar la acción de las empresas multinacionales en esferas que antes estaban reservadas al control de los estados nacionales, con el fin de transnacionalizar la economía, formar cadenas globales de producción y circuitos financieros desregulados. El resultado es la creación de áreas o espacios económicos con estados nacionales débiles, que facilitan el movimiento sin restricción del capital, bienes y servicios a través de la cadena transnacional” (1). 

El ALCA presentaba como ejes centrales la desregulación de los mercados, la libre circulación de capitales y mercancías y la privatización de los servicios públicos, con lo que se reforzaría el poder de las grandes corporaciones multinacionales -en especial estadounidenses-. Asimismo, se debilitaría la capacidad de los Estados para poner en práctica políticas activas de reactivación de la economía, promoción del desarrollo económico y la integración social. 

De acuerdo a esto, y considerando las asimetrías económicas entre los países del continente, queda claro quién se beneficiaba con el ALCA, generando una fuerte dependencia a través de la destrucción de la industria, la pérdida de competitividad en el sector agrícola-ganadero, y relegándonos al rol de proveedores de recursos naturales y mano de obra barata. Y como consecuencia lógica, el  aumento de la pobreza, la inequidad y la desigualdad en el resto del continente.

EE.UU. llevaba 14 años intentando imponer el tratado a través de distintas cumbres, especialmente en la Cumbre de las Américas (1994, I Miami; 1998, II S. de Chile; 2001, III Quebec; 2005, IV Mar del Plata). Pero la contracara fueron “Las Cumbres de Los Pueblos” o contra cumbre (1998, I S. de Chile; 2001, II Quebec; 2005, III Mar del Plata) organizadas por un amplio y diverso movimiento social que se oponía a la implementación de tratados de libre comercio y la militarización del continente, entre otros temas.

En la IV Cumbre, realizada en Mar del plata, el intento de reflotar el proyecto por parte del NAFTA se encontró con la férrea oposición de Venezuela, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay en consonancia con los objetivos de la Cumbre de los Pueblos. En esta oportunidad quedaron en evidencia las posiciones políticas opuestas entre América del sur y la hegemonía del consenso de Washington, y quedarían planteadas las principales alianzas estratégicas futuras.

El NO al ALCA fue la decisión más trascendente de la región en las últimas décadas. El rechazo encabezado por Néstor Kirchner y sus pares del Brasil y de Venezuela permitió la recuperación de la soberanía política, la reindustrialización, la creación de trabajo, el crecimiento económico y la profundización de las medidas sociales. Mar del Plata sirvió también para que los países de la región comprendieran que sus problemas podían solucionarse sin recurrir a la intervención de líderes de otros continentes. Tanto es así que se consolido el proceso de formación de la UNASUR.

El NO al ALCA, fue un hecho político, histórico, inédito y fundante. Desde ese año, cada 5 de noviembre, los militantes del campo popular latinoamericano, recordamos esa fecha como el primer triunfo del bloque regional que se plantó ante la prepotencia imperialista. 

Roxana Acuña, Mariela Akike, Darío Rearte y Elías Rodríguez. 
Centro de Formación Política. Frente Transversal de Almirante Brown. 

(1) 1994. Grinspun y Kreklewich, “Consolidar las reformas neoliberales: el libre comercio como marco de condicionamiento”.

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