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» » Salta: Emotivo relato del hijo de una educadora desaparecida que se escondió por décadas

(27/07/16 - Lesa Humanidad)-.En 1976, cuando tenía 18 años, Ramón Giménez protagonizó un escape de película de Colonia Santa Rosa, en Salta, para evadir a los represores que una semana después, el 23 de agosto de 1976, secuestraron a su madre, la educadora Benita Medina de Giménez. 

Escondido en un pueblo que ya no existe, Puerto Yrigoyen, en Formosa, esperó el fin de la dictadura para volver a su casa y visitar a sus familiares, pero solo lo hizo por una hora, lo suficiente para enterarse de que su madre, sigue desaparecida y comprobar que el miedo no lo abandonaba.

“Vivía con miedo, dormía con miedo. No se me iba el miedo ése”, dijo el lunes ante el TOF de Salta en una audiencia del 9º juicio por delitos de lesa humanidad que se realiza en la provincia.

Giménez dijo que no quiere permanecer en Salta, a vino solo para atestiguar porque aún tiene miedo. Que se reencontró con su hermana Benita, a la que no veía desde hacía 40 años, ya que ella no estaba en aquella única visita que hizo a "la colonia".

Ramón es el mayor de los hijos de Benita, militante peronista y miembro de la comisión directiva de la Federación Única de Sindicatos de Trabajadores Campesinos y Afines (FUSTCA). Benita integraba el equipo de alfabetizadores de la Dirección Nacional de Educación del Adultos (DINEA). “Yo acompañaba a mi mamá”, recordó Ramón.

Una noche la patota lo buscó. Entraron a la casa pateando las puertas; él escapó por la puerta trasera y se escondió debajo de un montón de leñas; en la oscuridad, los represores pasaban a tres metros de él.

Cuando se fueron, buscó otra campera, sus documentos, y se escondió a unos 300 metros de su casa, luego caminó unos 20 kilómetros hasta una finca, donde trabajaba, en medio del monte. De ahí caminó hasta el paraje 1280, donde durmió bajo un puente, y tomó el primer tren carguero hasta Embarcación, donde tomó otro que iba a Formosa.

Desde el vagón vio las luces de los vehículos que, no duda, eran de represores que lo buscaban. Otra vez lo ayudó la oscuridad, porque cuando el tren se detuvo en una estación cuyo nombre no pudo recordar, bajó y subió a otro vagón. Así llegó a Puerto Yrigoyen, en medio del monte, donde vivió, cuidándose “de todo”, hasta que un día se fue a Ingeniero Juárez, donde construyó su propia familia.

Giménez recordó que en su casa conoció al dirigente Felipe Burgos, de FUTSCA, a Raúl Osores y a Pía Viltes, que los dos primeros están desaparecidos y que la última estuvo detenida. Tambien recordó que otros chicos que se habían entusiasmado con la alfabetización, como  Leonardo Isaac “Pirulo” Ortega, de 15 años, y su medio hermano Néstor Román, están desaparecidos.

El testigo también dijo que ex funcionario de la Municipalidad de Colonia Santa Rosa, Horacio José Barbarán, era confidente de los represores, por lo que el fiscal Carlos Amad solicitó que se lo cite a declarar en este proceso.

Giménez contó que Barbarán le preguntaba sobre quiens ibanniones en la casa de su madre y que el mismo día que fue la patota a buscarlo le advirtió: “Tené mucho ojo, porque hay gente de la Federal que son muy tiradores”.

Dijo que Barbarán lo invitó a pescar esa misma noche, invitación que el testigo no aceptó por miedo. “Por suerte no acepté porque son 8 kilómetros (desde el pueblo al río). "Capaz que (si aceptaba) no estaba aquí".

*Por Elena Corvalán

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