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» » Sentencia Penino Viñas: seis años de prisión para la apropiadora

(14/04/15 - Derechos Humanos)-.La única imputada, Ana María Grimaldos -esposa de Jorge Vildoza, un represor de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA)- fue condenada a seis años. La fiscalía y la querella de Abuelas de Plaza de Mayo habían pedido el doble: 12 años.

El Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 condenó a Ana María Grimaldos a a seis años de prisión, por la apropiación de Javier Penino Viñas, el hijo de Hugo Penino y Cecilia Viñas, desaparecidos desde julio de 1977. El tribunal la encontró coatura penalmente responsable de la retención y supresión de identidad del menor.

Grimaldos es  esposa del represor de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), Jorge Vildoza. Ambos se escaparon del país en 1984, luego de la apertura de la causa por apropiación en su contra. La familia afirma que Vildoza murió en Sudáfrica en 2005, bajo una identidad falsa, y que fue cremado, pero no pudieron acreditarlo de forma fehaciente, por lo que para la justicia argentina sigue prófugo.  Javier nació en la ESMA y recuperó su identidad en 1998, tras hacerse el análisis de ADN.

Grimaldos volvió al país en 2012, para realizarse un tratamiento de salud, y quedó detenida  acusada de los delitos de "sustracción y retención de un menor, falsificación de documento público y supresión de estado civil". La querella del juicio estuvo a cargo de Abuelas de Plaza de Mayo, representados por los abogados Alan Iud y Pablo Lachener, y el fiscal del caso fue Horacio Azzolin. Ellos y la fiscalía habían pedido 12 años para Grimaldos, hoy con arresto domiciliario.

La historia
Cecilia Viñas y Hugo Penino, eran marplatenses y fueron secuestrados el 13 de julio de 1977, en Buenos Aires, cuando ella estaba embarazada de 7 meses. Por testimonios de sobrevivientes se supo que, a mediados de septiembre de 1977, dio a luz en la ESMA a su hijo, al que llamó Hugo Carlos, en un parto asistido por el médico genocida Jorge Magnacco.

En diciembre de 1983, diez después del retorno de la democracia, Cecilia logró comunicarse telefónicamente con sus familiares insinuando que se encontraba bajo custodia militar y que esperaba ser liberada. En marzo de 1984 estableció el último contacto y luego no se supo más de ella.

En diciembre de ese año  Vildoza y Grimaldos huyeron hacia Paraguay con Javier, que entonces tenía siete años. Con identidades falsas que les dio la Inteligencia naval argentina, escaparon hacia Inglaterra, Austria y Sudáfrica, donde se establecieron. Allí Javier supo a los 13, de boca de Grimaldos, que no era hijo biológico de ellos. Y en 1998, a los 21, por Internet se enteró de la denuncia que existía sobre el matrimonio y que él era buscado por sus familias biológicas. En 1998 llegó al país a hacerse el test de ADN y comprobó su verdadera identidad.

El juicio
Javier Penino Viñas viajó especialmente desde Londres- donde vive, con su esposa y dos pequeños hijos- para el juicio, declaró en la primera jornada e hizo varias veces referencia en su testimonio a “mi mamá Cecilia”.

La querella del juicio estuvo a cargo de Abuelas de Plaza de Mayo, representados por los abogados Alan Iud y Pablo Lachener, y el fiscal del caso fue Horacio Azzorin.

El parto en la ESMA
Sara Solarz de Osatinski es una de las sobrevivientes del centro clandestino que vio a Cecilia adentro de la ESMA. “Venía de Buzos Tácticos de Mar del Plata y dio a luz también un varón y durante mucho tiempo venían a visitarla a la pieza de las embarazadas los altos jefes. (Antonio) Vañek (jefe del comando de Operaciones Navales y luego jefe del Estado Mayor General de la Armada); venían (Jacinto) Chamorro (el director de la Escuela) y (Jorge) Vildoza. Eran visitas permanentes. Dio a luz alrededor de octubre de 1977. También estuvo (el médico) Magnacco”, declaró.

Un médico y dibujante que se atrevió a denunciar
El nexo para sospechar que Javier podía ser hijo de desaparecidos lo dio un médico y dibujante de la revista Humor, Jorge Hipólito Meijide, que también declaró en el juicio. En 1983 el hombre, que entonces trabajaba en la clínica Santa Ana de San Isidro, fue a hacer una visita domiciliaria a una casa de Acasusso. Ahí vio a una mujer, que le pareció más abuela que madre de un nene con cara triste, y una habitación impecable, que no se correspondía con un chico de esa edad.

Un tiempo después vio en un diario los nombres que integraban un grupo de tareas. Entre ellos estaba el de Vildoza y recordó al nene que había atendido y que llevaba ese apellido. Meijide no tuvo dudas y fue a la sede de Abuelas a hacer la denuncia. Unos días después recibió la visita de Cecilia Fernández en la redacción de Humor. Hablaron y él le hizo un dibujo con el rostro del nene al que había atendido. Ella le mostró una foto de Cecilia. No tuvo dudas. Eran madre e hijo.

A partir de esos hechos, se abrió la denuncia en contra de Vildoza. El matrimio huyó con Javier. 14 años después el joven conoció su identidad y a su familia biológica. Hoy, 31 años después, Grimaldos fue condenada a seis años de prisión.

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