Los atentados del pasado 13 de noviembre golpearon a la sociedad francesa en crisis. Los franceses tienen que seguir haciendo frente a la pobreza, a la precariedad, al desempleo y a la injusticia social. Por eso, los ciudadanos han salido a las calles de París (capital) para seguir denunciando esta situación insostenible.
Los manifestantes denunciaron las políticas liberales del Gobierno de François Hollande. Las desigualdades se acentúan, y los ataques contra los derechos sociales adquiridos arrecian. Para los dirigentes franceses la seguridad prima hoy sobre el derecho a una vida digna, a un empleo, a un techo bajo el que cobijarse.
Pero si algo tiene la sociedad francesa es voluntad para no bajar los brazos, para no callar, para denunciar el giro hacia la derecha de un Gobierno que ha fracasado en su política.
Francia vive momentos convulsos y los ciudadanos son la prueba. Hombres y mujeres siguen exigiendo una política que haga del ciudadano y de su bienestar, el objetivo principal.
