En un comunicado conjunto emitido este miércoles, los asesores, dirigiéndose a líderes y grupos religiosos, así como a partidos políticos, han advertido que defender ese odio religioso de cara a las elecciones en el país asiático constituye una incitación a la violencia y está prohibido por la ley internacional.
En este sentido, el asesor especial de la ONU para la prevención de genocidios, Adama Dieng, y Jennifer Welsh, asesora especial sobre la responsabilidad de proteger, han denunciado que la situación actual en Myanmar, en vísperas de los comicios generales, ha marginado aun más a las minorías religiosas, en especial a los musulmanes rohingyas, a quienes se les ha privado de ejercer su derecho al voto y se les ha prohibido presentarse como candidatos en las mencionadas elecciones.
Asimismo, tras urgir al Gobierno de Myanmar a que condene públicamente y prevenga cualquier discurso que provoque discriminación, hostilidad y violencia entre el pueblo, han solicitado a la nación birmana que aproveche las elecciones para mostrar al mundo que son un pueblo que respeta la “paz”.
El 29 de octubre, la relatora especial de la ONU para Myanmar, Yanghee Lee, denunció la exclusión de los musulmanes en las elecciones de este país y exigió al Gobierno birmano respetar los derechos humanos.
Desde el año 2012, los rohingyas que viven en Myanmar son blanco de constantes ataques por parte de budistas extremistas; la ONU considera, de hecho, que es la minoría “más oprimida” del mundo.
A medida que se acercan las elecciones generales birmanas, previstas para el próximo 8 de noviembre, documentos revelan que el gobernante Partido para la Solidaridad y el Desarrollo de la Unión (USDP, por sus siglas en inglés) intenta marginar a la comunidad musulmana.
Durante décadas los rohingyas han sido perseguidos y discriminados en Myanmar, como pone de manifiesto el hecho de que se les niegue la ciudadanía en base a lo dispuesto en la legislación nacional. Por esta y otras razones recientemente las Organizaciones musulmanas de EE.UU. presentaron una denuncia por genocidio contra el presidente de Myanmar, Thein Sein, y su Gabinete, por crímenes contra la citada minoría.
Por su parte, Amnistía Internacional (AI) en un nuevo informe criticó el pasado 21 de octubre, que los malos tratos físicos que sufrían los rohingyas al huir de la persecución en Myanmar vía marítima son tan terribles que no se pueden describir con palabras.
La ONU expresó su preocupación en marzo de 2015 por las difíciles condiciones en que sobrevive la minoría musulmana rohingya en los campos de refugiados dispuestos en Myanmar.
