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» » El testimonio de Jorge Julio López fue clave para condenar al comisario Miguel Etchecolatz

(17/09/16 - Lesa Humanidad)-.Jorge Julio López, el albañil desaparecido hace 10 años, fue un testigo clave para condenar al comisario Miguel Etchecolatz al dar detalles precisos sobre cómo condujo torturas y ejecuciones y aportar nombres de víctimas y victimarios de los distintos centros de detención en donde estuvo privado de su libertad desde octubre de 1976 hasta junio de 1979. 

"Etchecolatz estaba a un costado y los mandaba: ¡Dale, dale, subí un poco más, subila que este gringo que está acá en la parrilla, una vez allá, en otro lugar que estuvo que yo lo picaneé se dio vuelta, porque allá era floja (la picana) era con batería la máquina ésta', decía como sobrándome. 'Ahora acá vas a sentir', che, prendela directo desde la calle a la máquina'", contó López el 28 de junio de 2006, al declarar en el juicio contra él.

El presidente del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, Carlos Rozanski, buscó claridad y preguntó a López "quién decía esto?".

"Etchecolatz, el señor Etchecolatz", contestó el albañil levantando la voz para que lo oyeran todos los presentes en el Salón Dorado de la municipalidad de La Plata donde se desarrolló el juicio, incluido el imputado Miguel Etchecolatz.

López ya había declarado en 1999, en el marco del Juicio por la Verdad que se tramitó en La Plata para conocer el destino de miles de detenidos y desaparecidos durante la última dictadura en la capital provincial.

En esa oportunidad impresionó a los jueces por los detalles que aportaba sobre los cinco centros clandestinos de detención en los que estuvo alojado, lo que permitió que, guiados por López, los magistrados realizaran las primeras inspecciones oculares.

"Por ahí me equivoco en alguna cosa, pero lo que me da la memoria es todo cierto", aseguraba López a los integrantes de la Cámara Federal que oían una seguidilla de nombres, lugares, modalidades de torturas y ejecuciones.

López dejó constancia de manera oral cada vez que debió declarar y ya lo había hecho de manera escrita, según los escritos que entregó a su amigo y compañero de militancia, Jorge Pastor Asuaje.

"Lo que el pueblo tiene que saber", escribió López con letra redondeada en estos manuscritos donde dejó constancia de los secuestrados con los que compartió cautiverio, su fecha de detención. Ode ejecución.

"Archibo (sic) negro de los años en que uno vivía adonde termina la vida y empieza la muerte", fue el título que eligió el albañil para este registro, escrito sobre cualquier papel, hojas de calendario y formularios municipales, donde detalló su secuestro, su paso por los centros clandestinos y dejó datos y hasta dibujos de sus torturadores.

La descripción escrita no siempre bastaba para explicar lo vivido en ese "infierno" y era allí cuando un dibujo permitía sacar afuera escenas aterradoras de mujeres torturadas sobre un colchón de resortes u hombres de puestos de rodillas y ejecutados.

Uno de los asesinatos que más lo impresionó fue el de Patricia Dell ´Oro (foto), a quien conocía de su militancia en el barrio, y por el desgarrador pedido final de ésta antes de recibir un disparo en la cabeza de los represores del Pozo de Arana.

"´López, no me falles si salís. El único que puede salir de nosotros sos vos. Andá, buscalos a mi papá, a mi mamá, mis parientes, mi hermano y deciles... dale un beso a mi hija de mi parte´", recordó López aquel 28 de junio, y lloró.

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