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» » "Necesitamos más empresas que empiecen una trayectoria tecnológica"

(29/10/15 - Ciencia y Tecnología)-.Carlos Gianella, referente de Daniel Scioli en ciencia y tecnología, habló con TSS sobre la necesidad de incorporar conocimiento al sector productivo, de fomentar la inversión privada en I+D y sobre por qué los científicos deberían cambiar su agenda.

 Desde su cargo de subsecretario de Ciencia y Tecnología del Ministerio de la Producción, Ciencia y Tecnología de la Provincia de Buenos Aires, la opinión de Carlos Gianella tiene peso a la hora de intentar delinear las bases de la política para el sector que propone el Frente para la Victoria (FPV). 

Hombre de confianza de Daniel Scioli, Gianella es ingeniero agrónomo y, entre otras funciones, fue presidente de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC), subsecretario de Educación bonaerense y vicerrector de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). 

En diálogo con TSS, habló sobre la necesidad de incorporar conocimiento al sector productivo, de fomentar la inversión privada en I+D, de mejorar la interacción entre los organismos nacionales y provinciales de ciencia y tecnología y sobre cómo percibe a otras propuestas políticas para el área.

¿Qué distingue a la propuesta para ciencia y tecnología del Frente para la Victoria de la de otras fuerzas políticas?
Es distinto hablar de un plan de ciencia y tecnología cuando se lo conecta con la idea central que está llevando adelante tu candidato. En nuestro caso particular, Daniel Scioli plantea que la producción de conocimiento tiene un valor no sólo en sí mismo, sino que es imprescindible para el plan de desarrollo del país. 

Él plantea como eje de su gobierno pasar del crecimiento al desarrollo. Es decir, pasar de una situación de crecimiento desordenado y anárquico, en función de salir de una situación de crisis y desocupación, a través del consumo y de la generación de producción para insumos, a un crecimiento que permita la mejora de la competitividad en el sector de industria y servicios. 

El sector agropecuario es un sector competitivo y  genera una renta con la cual se mantiene el resto del país. Pero el sector agropecuario no es formador de precios y cada vez que baja el precio agrícola, por distintas cuestiones, el país entra en una situación de crisis por restricción de dólares. 

Entonces, necesitamos una matriz productiva más equilibrada, capaz de defenderse a nivel internacional. Pero no existe posibilidad de tener más competitividad en el sector de industria y servicios si no es a partir de la incorporación de conocimiento. Porque una industria puede ser competitiva sin un país desarrollado, a través de salarios bajos. Pero no es lo que queremos. Entonces, un país desarrollado necesita una industria competitiva vía infraestructura y conocimiento.

¿Qué evaluación hace de las propuestas para este sector por parte de las otras fuerzas políticas?
Hace poco compartimos un encuentro. La representante de Stolbizer es una vieja conocida del sistema y amiga, con quien compartimos muchos puntos de vista y no nos diferencia absolutamente nada. 

El representante de Cambiemos es un investigador muy reconocido en el sector privado, tanto en la Argentina como en el exterior y ha hecho un plan con sus conocimientos. 

El tema es que él no puede respaldar lo que dice porque la Ciudad de Buenos Aires tiene una Dirección de Ciencia y Tecnología con un presupuesto de apenas 2,3 millones de pesos. 

Estamos diciendo que la ciudad más rica, con más potencialidad, es la que menos dedica a ciencia y tecnología, menos que Mendoza, Córdoba, Santa Fe o Entre Ríos. Durante el encuentro que compartimos, el trasfondo era si se le creía o no que lo que estaba diciendo era una posición del candidato que estaba representando.

¿Articular la demanda con la producción científico-tecnológica sigue siendo una deuda que deja esta gestión?
En estos años aumentó la inversión en este sector y se ha producido un resultado significativo, ya que aumentó en cantidad y calidad la producción científica. Hay un tercer punto: también aumentó la cita de trabajos científicos argentinos en patentes extranjeras. 

Esto es una luz amarilla, porque no nos estamos apropiando de una parte sustancial del conocimiento que estamos produciendo. Es necesario que nos empecemos a ocupar de esto. Y es necesario que los investigadores empiecen a interactuar más en el conjunto del sistema de ciencia, tecnología e innovación productiva. Para lo cual hay que entender las lógicas de cada uno de estos tres componentes y generar mecanismos de articulación.

¿Hacer eso implica tener que superar resistencias de sectores del sistema científico?
Las resistencias disminuyen si planteamos las cosas de una manera razonable. El científico va a trabajar sobre la lógica de correr la frontera del conocimiento aplicando el método científico y compartiendo con sus colegas esa producción. 

No me parece que tenga que cambiar esa lógica, me parece que hay que respetarla y sostenerla. La lógica del desarrollo tecnológico es problema-solución. Tengo un problema y aprovecho la totalidad del conocimiento para resolverlo. Cuando no me alcanza, hago un desarrollo particular. Pero ese desarrollo no es para correr la frontera del conocimiento, sino para resolver algo. Pero a la vez genera conocimiento. 

Es decir, no es menos importante. Y la innovación productiva es la aplicación del conocimiento a la resolución de problemas en el sector productivo y en el mercado. Los tres generan conocimiento y se articulan entre sí. ¿Puede haber un sector científico sin los otros dos? 

Sí. Pero es un problema, porque, ¿quién aprovecha ese conocimiento? Pero no puede haber desarrollo tecnológico ni innovación productiva si no existe un sector que genere conocimiento de calidad. Yo necesito, para hacer un plan de desarrollo, una interacción entre ellos. Entonces, necesito que el científico cambie su agenda no porque se me ocurre, sino porque hay una demanda, porque hay necesidades.

Parece existir un consenso en ciertos ámbitos académicos y de gestión con respecto a que los investigadores jóvenes tienden a involucrarse más en la resolución de problemas productivos que la generación anterior. ¿Ustedes perciben eso?
Hay un cambio total de actitud. No es ni bueno ni malo, es un cambio de época. Si  vos a una generación, que hoy son la conducción de los laboratorios. les pegaste durante 20 años, los mandaste a lavar los platos y algunos se tuvieron que ir del país, se arreglaron como pudieron y sobrevivieron y siguieron investigando en condiciones desfavorables… 

¿Con qué cara los vas a criticar y les vas a ir a decir “ustedes tienen una agenda alejada del desarrollo”? Yo no me animaría a un planteo tan irresponsable. Ahora, para un investigador joven, que no pasó por todas esas cosas y que ve las cuestiones de otra manera, eso es muy natural. 

Obviamente que siguen una tradición, una forma de pensamiento y hay una tensión. ¿Habría que facilitar esto? Yo creo que sí. Por ejemplo, concursar proyectos de investigación con investigadores jóvenes.

Uno de los estandartes esgrimidos por Scioli es que llevará al 1 por ciento del PBI la inversión en ciencia y tecnología, una propuesta que es compartida por otras fuerzas políticas. ¿No puede generarse un volumen de financiamiento para el que todavía no exista una demanda?
Lo dijo así, pero lo hizo en un contexto en el que hablaba de que se necesita mejorar la inversión privada. Hoy estamos en un 0,65 %, alrededor de un 0,5 % de inversión pública y un 0,15 % de inversión privada. Aunque el MINCYT dice que es un poco más la proporción privada y yo coincido con esta última visión. Creo que hay que hacer uno a uno, y entonces ahí la inversión pública estatal va a traccionar a la otra. La meta es 1 % público, pero para eso se necesita un aumento de la inversión privada, para que traccione la demanda y no se genere el problema que plantea la pregunta.

Conrado Varotto, director de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), dijo en una presentación pública reciente que en un país como la Argentina no se puede esperar una mayor proporción de inversión en I+D por parte del sector privado, porque la mayoría son pymes que no tienen vocación ni posibilidad de invertir en eso.
A Varotto le tengo muchísimo respeto, lo que no quiere decir que esté de acuerdo con lo que dice. Él pertenece al sector de tecnologías sensibles y está mucho más conectado con el poder y la cuestión de la situación internacional de la Argentina que con el tema productivo. 

Su rol en la CONAE es fundamental: la Argentina está en el G20 porque es uno de los 11 países que tienen ciclo nuclear completo y uno de los ocho con tecnología aeroespacial, no porque planta soja ni por su economía. 

Pero si vamos a las pymes, sabemos que están dispuesta a invertir para resolver sus problemas. Lo que hay que aumentar es la cantidad de empresas con las que trabajamos. Si yo trabajo con 500 empresas y digo “esas son las innovadoras”, como hace el MINCYT, siempre voy a tener la misma inversión privada. Lo que hay que hacer es aumentar la cantidad de empresas que empiezan una trayectoria tecnológica en la resolución de sus problemas. 

Para competir van a necesitar I+D, es la única forma. Entonces, los planes de modernización tecnológica son imprescindibles para aumentar la base de empresas que empiezan a utilizar conocimientos en su funcionamiento, aunque sean desarrollos de baja y mediana complejidad. 

Pero uno de los problemas principales es tocar el timbre en la empresa y preguntarles qué necesitan. Y ahí tienen que estar las unidades de vinculación. También hay que resolver algunos problemas: a una empresa que se acerca al Estado por un proyecto, por concurso o por ventanilla abierta, no se le puede contestar en nueve meses, en un año o más. Hay que tener un máximo de 90 días. Después no nos podemos quejar si la empresa rechaza el proyecto.

Tenemos sectores con escasa incorporación de conocimiento en su producción, como el polo electrónico en Tierra del Fuego y el automotriz. ¿Se puede ingresar en cadenas productivas como la electrónica de consumo?
Hay que renegociarlos de manera que funcionen con incorporación de conocimiento. Cada vez que te dicen algo que no, de alguna manera te dicen que sí, aunque no lo parezca. Te dicen “en la cadena productiva de Samsung no se puede entrar”. Desarrollar un teléfono que compita con uno de Samsung no me parece una genialidad, me parecería una tontería y una torpeza. Pero tenemos que buscar otras cosas. 

Los electrodomésticos, o empezar a hacer software embebido, cosas de menor complejidad. Hay 15.000 puestos de trabajo en Tierra del Fuego. Si nos planteamos esto como un problema, vamos a renegociar con esos trabajadores adentro, con la UOM y el resto de los sindicatos, para tratar de tener, en ocho, diez años, una posición distinta. En los autos es igual o peor. Cuantos más autos se hacen, más se debe. La industria automotriz sirvió para crear empleo y para aumentar el consumo, pero no es un buen mecanismo de resolución de nuestros problemas.

¿Y por qué no se pudo hacer hasta ahora? A las empresas de estos dos sectores les fue bastante bien durante la última década.
De todo no se hizo. Tampoco se hicieron los trenes a tiempo. Ahora, ¿se puede hacer todo al principio? Algo se atrasó, sí, puede ser. Pero si yo debo juzgar lo no hecho, también debo juzgar lo hecho. Se hizo lo que se pudo con los empresarios que había. Todavía nos falta de todo, pero lo hecho hasta acá nos permite pensar cómo encarar el desarrollo del país.

¿Hay una sobreestimación de la utilidad del patentamiento en la Argentina?
Creo que una política de fomentar el patentamiento en algunos sectores es totalmente válida. Hay sectores donde es fundamental, como el de medicamentos. Lo que no creo es que sea una buena medida de impacto de la política de innovación productiva y de mejora de la competitividad.

“Dado un plan de desarrollo, que necesita al conocimiento, tenemos que empezar a articular las cosas de una manera
distinta”, dice Gianella.

Al MINCYT se le cuestiona su dependencia de fondos de organismos de crédito como el BID. ¿En qué medida es un condicionamiento?
El BID tiene sus restricciones y esas restricciones se traducen en los financiamientos y hay necesidades de la Argentina que no va a financiar el BID porque no están en su agenda. Y dije de ciencia, no hablemos de desarrollo tecnológico sensible o que sea importante para el desarrollo tecnológico de las empresas.

Autores como Mariana Mazzucato ponen énfasis en la necesidad de que el Estado puede traccionar el desarrollo tecnológico mediante su poder de compra y que debe invertir allí donde el sector privado ve riesgos para hacerlo. ¿En qué sectores sería necesario en la Argentina?
En el sector de energía, que es crítico, el actor principal va a seguir siendo el Estado. Dado un plan de desarrollo, que necesita al conocimiento, tenemos que empezar a articular las cosas de una manera distinta a cómo lo hacíamos. ¿Por qué necesitamos hacer fabricación pública de medicamentos? 

Yo creo que puede ser uno de los sectores que puede llegar a tener competitividad mundial entre los sectores productivos argentinos. Pero tenemos un problema: nos cobran a nosotros lo mismo que en Londres. ¿Cómo se puede negociar eso? El Estado puede decirle a los laboratorios “yo te financio ensayos, pero veamos los precios”. La capacidad de negociación depende de que te crean lo que vas a hacer y para eso hay que tener la capacidad para hacerlo. 

Entonces hay que desarrollar la capacidad pública, aunque sea para negociar. En otras áreas, como biotecnología, hay modelos mixtos que funcionan. Es el caso de Bioceres, un emprendimiento privado asociado con el CONICET.

¿Falta vinculación entre los organismos de ciencia y tecnología?
Hoy no tenemos conexión. Hay planes del Ministerio de Industria y del MINCYT sin trabajo en común. Que la línea de financiamiento o que la evaluación de determinados proyectos fueran en conjunto no me parecería mal. Si uno toma a la CNEA, a la CONAE y ARSAT, hoy el presupuesto fuerte de tecnología en la Argentina lo maneja el Ministerio de Planificación. 

Todos estos organismos y ministerios, junto a otros como el INTA y el INTI, tienen que dialogar, interactuar. Hoy no tengo capacidad para hacerlo, pero habría que actuar con potencia ahí. Por ejemplo, si tengo un problema de medicamentos: que alguien sea capaz de juntar al INTI, al MINCYT, al Ministerio de Salud y a los laboratorios. Y hay que juntarse con las provincias. Federalizar la ciencia no es abrir delegaciones del CONICET en el interior del país, sino articular actividades de I+D con las provincias para resolver problemas concretos.

Fuente: Agencia TSS

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