El fenómeno de la gratiferia llega de más allá de nuestra frontera y rescata como esencia la buen vecindad y la solidaridad. Consiste en reunirse en una plaza y llevar cosas que uno ya no utiliza y de las que desea desprenderse para que otras personas puedan retirarlas.
Ropa, libros, pequeños muebles, música, electrodomésticos, juguetes, plantas y todo aquello que la imaginación y el transporte puedan permitir arrimar a la plaza cuando ya no se lo utiliza conforman el universo de elementos que puede haber en una Gratiferia.
La diferencia de esta experiencia con los clubes de trueque, por ejemplo, consiste esencialmente en que en las Gratiferias no se cambia nada, las personas van, eliogen lo que les gusta y se lo llevan sin más, intercambiando palabras, gestos y sonrisas.
Otra particularidad de este fenómeno es que tiene por esencia generar lazos, es decir, uno puede llevar el mate o algo para compartir y tan solo sentarse a conversar con las personas allí presentes.
En este, como en todos los casos de Gratiferia, los organizadores aclaran que se suspende por lluvia; que no tienen donde guardar ni como transportar las cosas que no se lleven, así lo que lleve cada uno a la gratiferia y no sea retirado deberá llevárselo al terminar el día y finalmente que el horario es orientativo y puede extenderse por encima de la hora de cierre.
