En la tarde-noche de ayer, y a 13 años de la desaparición forzada de Sergio Ávalos, de la ciudad de Pincún Leufú, estudiante de la facultad de economía de la Universidad Nacional del Comahue, la comunidad neuquina volvió a copar las calles céntricas de la ciudad patagónica para reclamar por la aparición con vida del joven y para exigir a las autoridades públicas por el esclarecimiento del caso y denunciando las responsabilidades policiales, políticas y judiciales en el encubrimiento del hecho, que buscó por todas las vías otorgar el privilegio de la impunidad a estas instituciones estatales y legitimar, una vez más, las prácticas violentas que las caracterizan.
La jornada de lucha fue larga y diversa. Se inició por la mañana del día martes, cuando familiares y amigos de Sergio se concentraron en el Juzgado Federal y le solicitaron al fiscal José María Darquier novedades sobre su accionar hasta el momento, que involucra a oficiales de la policía neuquina y personal de seguridad de la disco “Las Palmas”, lugar desde donde desaparecieron al joven Ávalos.
Siguió por la tarde con un acto, con radio abierta e intervenciones, en la sede central de la Universidad Nacional del Comahue lugar donde Sergio estudió en la facultad de economía de esta casa de altos estudios; actividad de la que participaron docentes, amigos y compañeros y compañeras de estudios Ávalos.
Posteriormente, y como cierre de la jornada, al tiempo que el sol se ponía en la confluencia patagónica, se desarrolló una gran movilización donde la sociedad neuquina expresó su repudio ante este hecho irresoluto y exigió por la aparición con vida del estudiante y por el esclarecimiento del caso.
La marcha estuvo encabezada por los familiares y amigos de Sergio Ávalos, nucleados en la Comisión Familiares de Sergio Ávalos; Cesar Casas, papá de Matías Casas, joven asesinado por las balas policiales de las fuerzas de seguridad neuquinas; Eli Hernández, mamá de Braian Hernández, otro joven neuquino que cayó víctima del gatillo fácil en el populoso oeste del Neuquén; Viviana Alegre, madre de Facundo Rivera, joven cordobés, asesinado por la policía de De La Sota, en aquella capital y, por último, también se movilizó encabezando la columna de la marcha, Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, otro pibe perseguido, desaparecido y asesinado por la bonaerense.
Además, se sumaron a la actividad la Federación Universitaria del Comahue, el CEFEA, una delegación del Pueblo Mapuche de la comunidad Winkul Newen, la Asociación Madres de Plaza de Mayo filian Neuquén y Alto Valle, organizaciones sociales, de defensa de los Derechos Humanos y partidos políticos de izquierda.
El estudiante de Economía desapareció el 14 de junio de 2003, una noche en la que salió al boliche Las Palmas. Desde ese momento no se supo nada más de él, por lo que su familia, estudiantes y organizaciones sociales han reclamado, con diferentes actividades, su aparición con vida.
Es tuyo, es mío, es de todos/as: la lucha colectiva contra el olvido y la impunidad
La movilización que recorrió las calles desde la altura de las bardas neuquinas donde se encuentra la sede de la Universidad del Comahue, pasando por el monumento al General San Martín, eje central de la ciudad, desembocó en la Casa de Gobierno de la Provincia, donde se realizó un acto central y donde tuvieron lugar los testimonios y se brindaron las palabras de familiares, amigos y militantes contra la impunidad, el gatillo fácil y la violencia institucional.
La primera oradora fue Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, joven que fue perseguido, hostigado, desaparecido y asesinado por la “maldita bonaerense” y cuyo cuerpo sin vida apareció un 17 de octubre de 2014, dando fin a la intensa búsqueda que sus familiares y amigos desarrollaron desde 2006, pero iniciando un nuevo recorrido hacia la conquista de la justicia.
En esta ocasión, la joven militante, dijo que “es necesario que discutamos la necesidad de unirnos en sincera solidaridad y poner nombre a nuestros muertos y desaparecidos”, frente a un poder judicial que busca negarlos e invisibilizarlos.
Por otra parte recordó que “hace tres años me acerqué por primera vez y desde entonces voy a hacerlo y para acompañar a la familia Ávalos y ayudarlos en lo que necesiten”. Y agregó: “a trece años de la desaparición de Sergio vuelvo a estar aquí y agradezco a la familia que siga convocándonos, porque Sergio es mi hermano, y deseo para esta familia lo mismo que nos tocó a nosotros: poder encontrar a Luciano”.
En relación a lo anterior, Orieta dijo que “aunque la información se haya perdido en una nebulosa, en donde los medios de comunicación intentaron instalar una gran mentira, Luciano apareció el 17 de octubre del años 2014”. Además, destacó que “las responsabilidades siguen siendo policiales, no pierdan de vista eso, la familia sigue denunciando a la policía bonaerense y estamos esperando un juicio donde se juzgue y se condene a las responsabilidades policiales que llevaron a Luciano a perder la vida en esa vía rápida llamada Genera Paz, en la provincia de Buenos Aires”.
En línea con lo anterior, marcó un paralelo y dijo que “recuerden que siempre que tengan que pensar en el caso de Luciano, el caso de Ezequiel Demontti, que no se tiró al Riachuelo porque quería nadar en esas aguas sucias, Ezequiel Demontti se tiró al Riachuelo porque tenía un fierro de la policía federal en la cabeza amenazándolo; Luciano tenía un fierro de la bonaerense amenazándolo para que cruce esa vía rápida y pierda la vida”. Por último concluyó: “esa es la denuncia de la familia, esa es la denuncia que venimos a sumar y con toda la fuerza, desde Buenos Aires, venimos aquí a acompañar a la familia de Sergio Ávalos.
El mismo dolor y la misma fuerza: otras familias que reclaman justicia
Por otro lado, otra de las oradoras del acto fue Viviana Alegre, madre de Facundo Rivera Alegre de Córdoba, joven asesinado por la policía cordobesa de De La Sota, quien en primera instancia agradeció la convocatoria a la familia Ávalos y marcó su apoyo rotundo a la lucha por su aparición con vida y el esclarecimiento del caso contra los responsables.
En el marco de este acto, Viviana dijo que “al igual que Sergio, mi hijo desapareció a la salida de un baile, se inició un juicio que hasta el momento no tiene sentencia firme, donde la policía de Córdoba dice que fue cremado, pero tenemos el testimonio de testigos que no fue así y el personal del cementerio fue absuelto, y hoy, tenemos la causa cerrada y estamos pidiendo que se abra una nueva investigación”.
Además, recordó a su hijo y comentó que “era estudiante de arquitectura, que tiene una hija de nueve años, que lo hicieron desaparecer y hoy estamos esperando que nos den lugar para que se haga una nueva investigación, que aparte a la propia policía de la investigación”. Y explicó: “en Córdoba existe un famoso código de faltas, donde el policía no sólo te detiene sino que te juzga, y eso viene desde la época de la dictadura”.
“Lo que está pasando, no sólo en Córdoba sino a nivel nacional, que es represión de la policía, de políticos, el mayor narcotraficante que existe en Córdoba es el anterior gobernador De La Sota y el actual es lo mismo”, dijo Viviana Alegre y remarcó: “hemos pedido audiencias para que reabran la causa y no nos ha atendido; así que vamos a seguir y en todos los lugares que podamos estar, en todos los lugares donde podamos llevar el nombre de Sergio Ávalos, de Luciano Arruga, de Julio López, de Facundo Rivera Alegre y de tantos otros, para lograr la justicia real y verdadera”.
Sergio Ávalos
Sergio Avalos, es un estudiante universitario de 18 años y se lo vio por última vez en la madrugada del 14 de junio de 2003, en el boliche bailable “Las Palmas”, de la ciudad de Neuquén a la que acudió, bajo la premisa de estudiar la carrera de Contador Público Nacional en la Faculta de Economía de la Universidad Nacional del Comahue, desde Pincún Leufú, un pequeño pueblo de la misma provincia ubicado a 150 kilómetros de esta capital.
Desde aquel día su familia y amigos no desisten en la lucha y el reclamo de justicia; y desde la “capital del viento”, apodo que le cae en suerte a su pueblo natal, el soplido del oeste se lleva su nombre y lo trae cada año, cada 14 de junio, para recordarle a los poderosos que al igual que esa fuerza, su búsqueda, nunca cesa.
ANRed
Fotografía: Reina Momo
