Según la agencia de noticias estatal siria, SANA, durante las operaciones, las tropas lograron destruir las “concentraciones y fortificaciones de los terroristas” que operaban en la referida área.
Este logro se consiguió con el apoyo de los combatientes del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), afirma por su parte el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), cercano a los opositores a Damasco.
Este organismo, con sede en el Reino Unido, ha precisado que los soldados sirios aún siguen combatiendo a grupos afines al Frente Al-Nusra, rama siria de Al-Qaeda, en los alrededores de Nuba, desde donde se domina la línea de suministros de grupos armados en esa zona.
SANA ha informado también que el Ejército sirio ha reanudado sus actividades en la mayor base aérea del país, Kuweires, ubicada en el este de la provincia norteña de Alepo, tras arrebatarla recientemente al sanguinario grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
De acuerdo al medio, que cita a fuentes militares sobre el terreno, varios helicópteros y cazas sirios han aterrizado en el referido aeródromo ocupado durante tres años y medio, para sumarse a los operativos.
La base aérea se convertiría en “el punto de partida para atacar posiciones de Daesh en el este de Alepo”, reza el informe de SANA.
A principios de octubre, las fuerzas armadas sirias lanzaron una exitosa ofensiva a gran escala a lo largo del país, con el apoyo aéreo de la aviación rusa que inició su intervención militar en Siria a finales de septiembre tras recibir una petición de ayuda militar por parte del presidente sirio, Bashar al-Asad.
Ya son un cuarto de millón de personas, según el propio OSDH, las que han perdido la vida desde el inicio de la crisis en Siria en marzo de 2011, cuando varios grupos radicales, con el apoyo de algunos países, entre ellos Arabia Saudí, Turquía y Estados Unidos, iniciaron sus ofensivas para provocar el derrocamiento del Gobierno legítimamente establecido de Damasco.
