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» » "Necesito saber quién se los llevó; a dónde se los llevaron, qué pasó con ellos"

(05/05/16 - Lesa Humanidad)-.En la segunda audiencia por la desaparición de José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit declararon la vicepresidenta de Abuelas, Rosa Roisinblit y su nieta, Mariana Eva Pérez.

"Estoy muy contenta de que llegué a vivir este momento", dijo casi al finalizar su declaración la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Roisinblit, que recién a los 96 años puede presenciar el juicio por la desaparición de su hija Patricia Julia Roisinblit y de su yerno José Manuel Pérez Rojo, en la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA). En la RIBA, un organismo de espionaje de la Fuerza Aérea en la zona oeste del conurbano, funcionó un centro clandestino de detención en el que Patricia y José Manuel permanecieron en cautiverio entre octubre y noviembre de 1978.

El Tribunal Oral en lo Criminal Oral Federal Nº 5 de San Martín, compuesto por los jueces Alfredo Ruiz Paz, Marcelo Díaz Cabral y María Claudia Morgese, tomó esta tarde declaración a Rosa, quien hace 38 años espera poder presenciar este juicio con el deseo de conocer qué pasó con “sus hijos”, como ella los nombra. “Necesito saber quién se los llevó, a dónde se los llevaron, qué pasó con ellos”, reclamó. 

En la sala estaban presentes los tres imputados: el entonces jefe del Estado Mayor General del arma, Omar Domingo Rubens Graffigna; el ex jefe de la RIBA, Luis Tomás Trillo, y el ex personal civil de inteligencia Francisco Gómez. "Quiero hacer notar que aquellos que secuestraron, mataron y torturaron a nuestros hijos hoy tienen la posibilidad de tener un abogado defensor y un juicio”, destacó Rosa y agregó: “Tienen todos los derechos que un ser humano debe tener, pero nuestros hijos no los pudieron tener”.

Durante la declaración de Rosa estuvieron presentes sus dos nietos: Guillermo Pérez Roisinblit, apropiado por Gómez y su ex mujer, María Teodora Jofré y restituido por Abuelas de Plaza de Mayo en 2000; y Mariana Eva Pérez, la nieta mayor de Rosa, quien presenció el secuestro de sus padres y luego fue llevada a la casa de sus familiares paternos, con quienes se crió.

Mariana declaró por la mañana, antes que su abuela. Ella recordó cómo pudo reconstruir lo ocurrido. “Cuando fue el operativo en el que me secuestraron con mis padres tenía apenas 15 meses. No tengo recuerdos, los primeros recuerdos son de lo que me han dicho mis abuelos”, comenzó. 

También rememoró cómo hizo consciente que su mamá estaba embarazada: “Algo que estaba guardado porque obviamente me habían preparado para la llegada de ese hermano, porque cuando desapareció mi mamá estaba de ocho meses”. Y narró cómo su trabajo en Abuelas le permitió tener cercanía con la información sobre su historia y la búsqueda de su hermano, y detalló el papel central en su restitución: “Encontrar a mi hermano era el motor de mi vida”, dijo. Además, solicitó que “de alguna manera este proceso dé cuenta de lo que me pasó a mí” y agregó: “No hay una consciencia cabal de lo que significa crecer buscando un hermano”.

Rosa contó que 1981, luego de que un grupo de Abuelas estuvieran en Ginebra con liberadas de la ESMA que confirmaron el parto de Patricia allí, ella viajó para hablar con las ex detenidas. De esa manera supo que Patricia había sido secuestrada por la Fuerza Aérea y que tanto ella como José, a quien habían torturado duramente, estuvieron detenidos en una casa situada en la zona Oeste del Gran Buenos Aires. 

En ese “Pozo” Patricia permanecía atada a la pata de un escritorio, sumó Mariana en su declaración. En noviembre de 1978 Patricia fue trasladada a la ESMA especialmente para dar a luz el día 15. Fue auxiliada por las sobrevivientes Sara Solarz de Osatinsky y Amalia Larralde. “Las chicas revelaron que había tenido un varón al que llamó Rodolfo Fernando”, recordó Rosa. Gracias a esos testimonios, también supieron que días después Patricia fue sacada de la ESMA.

Rosa, con 96 años, contó al Tribunal la lucha durante estos 38 años para saber sobre el destino de su yerno, su hija y su nieto que nació en cautiverio, dijo que espera que algo se conozca en este proceso. Y narró cómo se sumó tempranamente a las Abuelas de Plaza de Mayo: “Yo no me iba a quedar llorando en mi casa”, aseguró. Finalmente reclamó: “Aquellos que secuestraron, abusaron, torturaron, robaron, digan algo”.

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