Lo hizo durante la misa que ofreció en homenaje a las víctimas de la Masacre de San Patricio, hecho ocurrido hace 40 años y en el que fueron asesinados cinco religiosos de la Congregación Palotina a manos de agentes del terrorismo de Estado.
”El martirio no es un don que se busca. Es algo a lo que se llega a partir de la virtud y el testimonio en Cristo. Los hermanos palotinos llevaron con fidelidad una lógica de vida y alegría. Vivieron en compromiso con los débiles y los pobres”, señaló Poli en la homilía que ofreció en la ceremonia que se llevó a cabo en la parroquia de San Patricio, en el barrio porteño de Belgrano.
El 4 de julio de 1976, los curas Alfredo Leaden, Pedro Dufau y Alfredo José Kelly, y los aspirantes Salvador Barbeito Doval y Emilio José Barletti fueron asesinados a tiros por un grupo de tareas al servicio de la represión ilegal, que los sorprendió y los ejecutó en la casa parroquial que habitaban.
Aquellos religiosos fueron víctimas del crimen más grave padecido por integrantes de la Iglesia católica en el país, y que sigue impune.
La misa que ofreció el Cardenal significó el final de una jornada de vigilia que comenzó ayer lunes en la parroquia, a partir de las 8, y que clausuró una serie de homenajes a los religiosos asesinados iniciados la semana pasada.
Las conmemoraciones incluyeron una marcha que el lunes se trasladó desde la ex ESMA hasta la iglesia de San Patricio, ubicada sobre la calle Estomba. La ceremonia contó con una gran concurrencia por parte de los integrantes de la Congregación Palotina, fuertemente arraigada en la colectividad irlandesa en la Argentina.
Además de Poli estuvieron presentes en el servicio religioso monseñor Jorge Lozano, titular de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, y el obispo de Chascomús Carlos Humberto Malfa. También concurrió a la vigilia el nuncio apostólico en Argentina, monseñor Paul Tscherrig, y otros integrantes de la jerarquía católica, en tanto que el Gobierno nacional estuvo representado por el subsecretario de Cultos, Alfredo Abriani.
El cardenal Poli ofició misa sobre un altar cubierto con la misma alfombra roja en la que los religiosos fueron alineados por sus verdugos para luego ser acribillados a balazos.
Al pie del púlpito desde donde Poli brindó sus palabras, cinco cuadros con las figuras de las víctimas permanecían alumbrados con velas, a la vista de la feligresía.
El padre Rodolfo Capalozza --quien hace 40 años era seminarista y se salvó de estar la noche de la masacre porque decidió a último momento trasladarse a la casa de sus padres-- se encargó en la ceremonia de leer las Bienaventuranzas de Jesús según el Evangelio de San Mateo, mientras que Rolando Savino, el laico que encontró los cuerpos masacrados de los palotinos cuando era un adolescente de 16 años, tocaba el órgano en la misa desde un balcón que miraba hacia el altar principal de la iglesia, en honor a una tarea que desempeña desde hace más de cuatro décadas en esa parroquia.
“Estoy acá para honrar la memoria de los mártires de la Iglesia, quienes dieron testimonio de vida. Hay que llegar a la Justicia para alcanzar la paz”, señaló el premio nobel de la Paz Aldolfo Pérez Esquivel, presente en el oficio.
Además, asistió el rabino Daniel Goldman, quien consideró que su presencia constituía “un homenaje a la vida, a la memoria y a la esperanza”.
También asistió el ex jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra, que en 1984 reabrió como fiscal una investigación por la masacre que luego cerró el juez federal Néstor Blondi. “Los palotinos como comunidad nunca dejaron de buscar la verdad y no aceptaron negociar nada. Por eso se merecen encontrar justicia”, apuntó Ibarra.
En la actualidad, la congregación decidió presentarse en calidad de querellante en una causa que investiga la Masacre de San Patricio como delito de lesa humanidad, y que instruye el juez federal Sergio Torres.
