Macri parece el rey de El Principito
en la clásica historia el rey le contaba a un absorto Principito que “el secreto de mandar consistía en ordenar lo que iba a ser cumplido”.
En efecto cuando se interrelaciona con los sectores de poder Mauricio Macri recuerda en mucho, por no decir en todo, a ese patético rey cuya única potestad de dar órdenes era recitar obviedades cuya acción, ordenada, no podría impedir ordenando lo contrario.
En sentido inverso, el delfín del Grupo SOCMA, el mismo que se enriqueció de manera fabulosa a la sombra de la obra pública durante la dictadura cívico militar encabezada por Jorge Videla y José Martínez de Hoz, tiene el no fácil cuando de escuchar reclamos de los sectores populares se trata.
Mientras sigue con su alocada carrera autista, negando lo obvio, fingiendo que nada de lo que genera con sus acciones de gobierno sucede, como los mil despidos diarios; la persecución ideológica; la violación de prácticamente todo su gabinete a la Ley de Ética pública (que tiene pena de prisión para sus acciones); la burla de la Constitución Nacional; el desprecio por los derechos sociales; el sometimiento a futuro de nuestra soberanía económica y tecnológica; la destrucción del aparato productivo... y podríamos seguir por hojas y hojas, Macri se hunde cada vez más en una marea de repudios que solo puede ignorar por el blindaje de la realidad que todavía le hacen los medios que lo colocaron en el poder.
Lo que Macri ignora, quizás porque jamás ha leído un libro, o ni tan siquiera ha escuchado hablar de muchos temas, es que al igual que en la segunda guerra mundial podía preverse la derrota de Alemania al intentar avanzar sobre Moscú porque ya le había sucedido lo mismo a Napoleón, todos, absolutamente todos los gobiernos genuflexos con el poder representado por las corporaciones mediáticas han sido usados, abusados y desechados.
Ocurrió con la genocida dictadura cívico militar, con el descarado menemato y también con las administraciones de Fernando De La Rúa y Eduardo Duhalde.
Ya ha generado Deuda Externa; sepultado la Ley de Medios; acabado con las retenciones; generado una devaluación criminal; precarizado las condiciones de vida de la población...
¿Cuánta vida útil le queda a este impopular gobierno títere de los grandes capitales?
Seguramente aún tiene algo de piola, la necesaria para cumplir el mandato de sus patrones y luego deberá asimilar que su triste función habrá terminado.
