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» » Lo único que le falta a la ONU es tener una jefa de las transnacionales, sostenida por la CIA y canciller de un gobierno fascista

(26/06/16 - Seleccionado de Transilvania)-.La CIA y el MI5 armaron la Cancillería de Mauricio Macri. Susana Malcorra pasó por IBM y Telecom. La reclutaron el FBI, después las inteligencia de USA y Gran Bretaña. 

De sólidos lazos con la Mossad. Ocultó abusos sexuales a niños africanos. Representa a un gobierno cuyo ministro de Hacienda reconoció que desarrollan “trabajos sucios”, como despidos, tarifazos, represión y espionaje interno.

La caracterización del gobierno de Mauricio Macri no es un exabrupto. Replica las políticas de entrega de la administración a los CEOs corporativos que ya había perfeccionado en Estados Unidos, George W. Bush, el mismo que mintió sobre supuestos arsenales químicos para lanzar un genocidio sobre Irak – el mismo lo reconoció – y que, conforme documentos del Senado y de la propia CIA propició los atentados del 11 de septiembre del 2001. Que Cambiemos haya logrado por primera vez que la derecha argentina llegase al gobierno mediante elecciones no le impide ser fascista: el mismo Hitler pasó por la urnas y su gobierno se caracteriza por estar en manos de lavadores de dinero en paraísos fiscales – el propio Macri está entre ellos – y ministros como Adolfo Prat Gay que utiliza la semántica de los grupos de tareas del Terrorismo de Estado de la última dictadura, cuando dice que ya cumplieron con el “trabajo sucio”, y valga recordar aquí que la jerga del Wall Street mucho coindice con el decir de los genocidas de la pasada década del ’70; tanto que otro economista –inexplicablemente ex ministro de Cristina Fernández de Kirchner y actual embajador en Washington, Martín Lousteau, tiene a un padre, ex funcionario de la dictadura que sigue cobrando, con otros cómplices de aquella época, suculentas jubilaciones de privilegio, derogadas por ley hace años ya.

Ese es el gobierno al que pertenece Malcorra, cuya primera medida como Canciller fue despedir a decenas de trabajadores del ministerio y desplegar una campaña de persecución a otros que son militantes del anterior gobierno. Lo único que hizo la jefa de la diplomacia macrista desde que asumió el cargo fue hacer campaña personal para su propia aspiración de convertirse en secretaria general de la ONU, con el consentimiento del presidente –  apuesta a un gran logro de la ultraderecha vernácula – y los guiños de la CIA, el MI5 y la Mossad.

Un de las más recientes intervenciones de Malcorra fue acercarse a los kelpers, sujetos claves en la estrategia de Londres para perpetuarse en Malvinas a partir de una maliciosa interpretación del principio de autodeterminación.  “Nueva York.- Susana Malcorra ingresó en una de las salas de conferencia de Naciones Unidas, seria, a paso rápido, y vio a Mike Summers, el representante de los kelpers que todos los años viaja a Nueva York para defender la "autodeterminación" de los habitante de las Islas Malvinas. Malcorra se acercó y lo saludó, y luego se dirigió a la mesa designada para la Argentina. Fue un gesto que no se veía desde los primeros años del kirchnerismo, cuando el jefe del Palacio San Martín era Rafael Bielsa, según recordó el mismo Summers. ‘Me parece de gente’, justificó luego Malcorra, ‘Es una cuestión de respeto, y no me parece una gran historia’, matizó”, según consignó el diario La Nación el jueves 23 de junio.

Desde fines del año pasado que esta agencia viene dando cuenta del siniestro CV de Susana Malcorra.

“La canciller será (ella), ingeniera que pasó por IBM y Telecom. Elegida por Macri a pedido de Rogelio Pfirter, veterano diplomático argentino desde hace mucho patrocinado por Washington y Londres y sus organismos de inteligencia (CIA y MI5 respectivamente) para ocupar cargos en la ONU al frente de asuntos sobre armas químicas, energía nuclear y contra Siria”, decía AgePeBA el 24 de noviembre de 2015; resumía: “es rosarina y se desempeña como Jefa de Gabinete del Secretario General de Nación Unidas, Ban Ki-moon. ‘en Naciones Unidas, antes de su actual posición, se desempeñó como Secretaria General Adjunta del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno, donde brindaba ayuda logística a las misiones de paz desplegadas en los distintos puntos del planeta’ (anunciaba entonces Macri). Una función por siempre influenciada por la CIA y el MI5, conforme se sabe el mundo de la burocracia onuciana. En la FAO fue Directora de Operaciones y estuvo a cargo de emergencias, con operaciones humanitarias en más de 80 países. Durante la emergencia del tsunami en diciembre de 2004, dirigió la primera fase de la respuesta operativa y pasó revista a los recursos humanos, presupuesto, finanzas, información, tecnología, telecomunicaciones, administración y seguridad para hacer frente a tamaña catástrofe. Amiga de la ex senadora María Eugenia Estenssoro, juntas impulsaron en la Argentina al International Women Forum, un nucleamiento de mujeres líderes patrocinado por el Departamento de Estado de EE.UU. y financiado por un selecto grupo de corporaciones transnacionales. Y cuyo capítulo local preside hoy la periodista de Clarín, Silvia Fesquet. En abril de 2009, Página 12 publicaba el artículo ‘El candidato de las relaciones carnales’: la dirección del Organismo de Energía Atómica de la ONU está vacante y referentes diplomáticos de los ’90 pretenden que se designe a Rogelio Pfirter. Para el Gobierno, su pensamiento va en contra de la actual política exterior. Autocandidateado y con el guiño del Reino Unido, el ex embajador en Londres durante el menemismo, Rogelio Pfirter, aspira a convertirse en el nuevo director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la organización más importante del mundo en materia nuclear. Varios de sus amigos diplomáticos durante los carnales ‘90 vienen haciendo lobby para que Pfirter consiga el apoyo oficial de la Cancillería argentina, pero nada parece más lejano. No sólo porque ese cargo no figura entre los objetivos del Gobierno –y consideran que asumirlo cerraría las puertas para obtener otros que sí lo son–, sino porque entienden que el pensamiento de Pfirter en la materia va en muchos aspectos a contramano de la actual política exterior, lo que podría acarrearle al país consecuencias no deseadas. El OIEA depende de las Naciones Unidas, cuenta con 144 países miembros y tiene entre sus objetivos asegurar que la energía atómica se utilice para fines pacíficos y no militares. Hoy vence el plazo para la oficialización de los candidatos para reemplazar al egipcio Mohamed el Baradei, que lleva tres mandatos al frente del organismo y se despide habiendo obtenido el Premio Nobel de la Paz, en 2005. Actual director de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, Pfirter comenzó a mover sus fichas para quedarse con el cargo. Su problema fue que nunca consiguió el aval del gobierno argentino para una postulación oficial. Ahora que su oportunidad está por expirar, sus amigos comenzaron a ejercer presión de manera más desembozada de lo que lo venían haciendo. El viernes, Andrés Cisneros, ex vicecanciller de Guido Di Tella, publicó en Clarín una columna en la que acusaba al país de padecer un “peligroso aislamiento”, por lo que no podía dejar pasar la oportunidad de respaldar a Pfirter. Di Tella, Cisneros y Pfirter fueron los ideólogos de la política exterior menemista, la de las relaciones carnales con Estados Unidos y la seducción de los ositos Winnie Pooh con Gran Bretaña, bien diferente de los aires que hoy circulan por el Palacio San Martín. Los diplomáticos K, además, consideran a Pfirter como el principal responsable de desmantelar el Plan Cóndor y, junto a él, no sólo ponerle punto final al proyecto del misil, sino a todo el desarrollo tecnológico y nuclear para uso pacífico que rodeaba esa iniciativa clausurada por Carlos Menem. En la actualidad, Pfirter es director general de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) en La Haya. Fue negociador en jefe de acuerdos nucleares entre la Argentina y Brasil y otros convenios de no proliferación nuclear como el Tratado de Tlatelolco. El OIEA es un organismo multilateral independiente del sistema de las Naciones Unidas (ONU); sirve para la cooperación internacional en el campo nuclear; ayuda a planificar y utilizar la energía nuclear, y realiza inspecciones para que los Estados cumplan los tratados.Y hace algo más de dos años, en 2013, Perfil aportaba lo propio: Cristina vetó a un argentino para investigar armas químicas en Siria. Rogelio Pfirter es uno de los hombres que más saben de armas químicas en todo el mundo. El diplomático argentino, de 65 años, dirigió hasta 2010 la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), encargada de eliminar esos arsenales y evitar su proliferación. Teniendo en cuenta ese antecedente, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lo propuso en marzo para encabezar la misión de inspectores de armas químicas, que ayer concluyó su trabajo en Siria y que definirá si Bashar Al Assad o los rebeldes gasearon a la población civil. Pero, sorprendentemente, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner vetó la postulación del funcionario argentino. Según pudo averiguar Perfil, ese veto llegó por la vinculación de Pfirter con la gestión del ex canciller menemista Guido Di Tella. “Ban Ki-moon pensó en él por dos motivos. Primero, porque es un profesional de enorme calidad. Y segundo, porque había dejado hace poco su cargo como director general de la OPAQ y estaba disponible”, afirmó a este diario Roberto García Moritán, ex vicecanciller de Néstor Kirchner. “El gobierno argentino le hizo saber a Ban Ki-moon que no apoyaba a Pfirter. Según la Secretaría General de la ONU, esta opinión fue dada por escrito y habría constancias”, confió otro ex vicecanciller. En tanto, una tercera fuente del Palacio San Martín también confirmó que la gestión kirchnerista logró frustrar el envío de Pfirter a Siria. Pfirter prefirió no expresarse sobre el veto del Gobierno a su candidatura. Este diario también se contactó con autoridades de la Cancillería, que no respondieron ni ofrecieron explicaciones sobre la nominación del diplomático. El veto, que llegó cuando Argentina integraba el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, no sorprende, ya que el Gobierno también bloqueó en 2009 la candidatura de Pfirter para dirigir el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Por ese entonces, era respaldado por los Estados Unidos y varios países desarrollados, pero el Ejecutivo no lo apoyó porque su pensamiento era contrario a la política exterior kirchnerista. A pesar de no estar en la OPAQ, para Pfirter no hay dudas, en base a las filmaciones y fotografías difundidas, que se utilizaron armas químicas en Siria el 21 de agosto. ‘Los expertos internacionales consideran que hay claras indicaciones de que se habría usado gas sarín’, aseguró a este diario. Siria no es parte de la Convención para la Prohibición de Armas Químicas. Sin embargo, Damasco sí ratificó el Protocolo de Ginebra de 1925, que prohíbe el uso de esas armas. ‘Mientras fui director de la OPAQ, intenté por todos los medios que Siria adhiriera al tratado, declarara lo que tenía y se comprometiera a destruir su arsenal bajo verificación internacional. Pero no tuve éxito porque Siria esgrimió que las armas químicas eran necesarias en el contexto del conflicto de Medio Oriente. Ellos decían que no iban a firmar la Convención hasta que Israel no destruyera todas sus armas nucleares’, confió Pfirter. Tras la elección fallida del especialista argentino, el secretario general de Naciones Unidas designó al sueco Ake Sellstrom para investigar las denuncias sobre un supuesto ataque con armas químicas en marzo en Aleppo. Sellstrom llegó el 18 de agosto a Damasco. Tres días después, tuvo lugar el supuesto ataque con armas químicas, que según los Estados Unidos fue ordenado por Al Assad y dejó 1.429 muertos. ‘No deja de ser extraño que, estando el equipo de inspectores en Siria, haya ocurrido el ataque en los suburbios de Damasco, aparentemente con una gran cantidad de víctimas’, consideró Pfirter. Según el argentino, Al Assad tiene el mayor arsenal no declarado de armas químicas del mundo. ‘Si se comprobara que se usaron esas armas, el Consejo de Seguridad tendría que actuar con la mayor rigurosidad para establecer la responsabilidad del ataque. Resulta inaceptable que se sigan utilizando, cuando hay un consenso en su contra y las víctimas son civiles, completó el diplomático”.

El 27 de diciembre último, publicábamos: “Mientras ocupaba un alto puesto en la ONU, la canciller Susana Malcorra estuvo involucrada en el ocultamiento de abusos sexuales a niños africanos. El veredicto de un panel de tres jueces nombrado por el secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, responsabiliza a su ex jefa de Gabinete y actual canciller argentina, de ocultar a abusos sexuales a menores perpetrado por Cascos Azules y de la persecución sufrida por el funcionario sueco Anders Kompass, quien filtró la noticia a las autoridades francesas para poner fin a los abusos. Citando una investigación interna de Naciones Unidas, la influyente revista estadounidense Foreign Policy en su última edición, fechada el 17 de diciembre revela el nefasto papel jugado por la actual canciller argentina. El 29 de abril de 2015, el mundo se enteró de los sistemáticos casos de abusos sexuales perpetrados contra menores por las fuerzas de paz de Guinea Francesa, Chad y Guinea Ecuatorial en un campamento de refugiados en la República Centroafricana (RCA). Los testimonios, que habían sido recogidos casi un año antes por personal de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y Unicef, fueron filtrados al diario británico The Guardian. El artículo incluyó el testimonio de Anders Kompass, un especialista en Derechos Humanos de Suecia con más de 40 años de experiencia, que había sido suspendido y estaba siendo investigado por la ONU por haber alertado al gobierno francés sobre los abusos. Hasta ahora, Anders Kompass ha guardado silencio sobre su papel en este asunto, pero la semana pasada un panel independiente nombrado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, estableció la inocencia del funcionario sueco que sólo intentaba que cesaran los abusos contra menores, y concluyó que varios funcionarios de alto rango –entre los que se menciona a la actual canciller argentina, Susana Malcorra, que en ese momento se desempeñaba como jefa de Gabinete de Ban Ki-moon, estaban más preocupados en concertar esfuerzos para silenciar y perseguir al denunciante del escándalo, Anders Kompass que en proteger a los niños del peligro en que se encontraban o de sancionar a los abusadores, según la revista estadounidense Foreign Policy. Durante la semana del 13 de abril de 2015, un mes después de su negativa a renunciar, Kompass fue suspendido con goce de sueldo y escoltado desde su oficina. Susana Malcorra, que ocupaba una de las posiciones más poderosas en el sistema de la ONU como jefa de Gabinete del secretario general, declaró a los medios que Kompass estaba siendo investigado porque era culpable de mala conducta. Esto era un caso flagrante de prejuzgamiento. Kompass fue perseguido y hostigado por altos cargos de la ONU hasta que un tribunal de apelación ordenó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que levantara inmediatamente la suspensión laboral del funcionario humanitario sueco. El juez Thomas Laker dijo que la decisión de la ONU de suspender a Kompass, quien se desempeñaba como director de Operaciones de Campo para la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, fue ‘prima facie ilegal’ (desde primera vista ilegal)”.

Y en sintonía con las prácticas del gobierno más reaccionario desde el fin de la dictadura hasta el presente, más contrario a los derechos civiles y económicos de la grandes mayoría, Malcorra nombró a Patricio Benegas, “verdugo puesto en Cancillería, quien aplica las técnicas que utilizaba en Telecom y Aon Hewitt: el silencio y el ocultamiento. No recibir ni oír a los empleados, aunque signifique poco menos que esconderse detrás de un escritorio, y minarlos sicológicamente mediante el uso perverso del silencio y la desinformación, para que la incertidumbre haga lo suyo, es la técnica preferida por secretario de Coordinación y Cooperación Internacional de la Cancillería, para comandar la ola de despidos”, conforme aseguraba AgePeBA el 1 de abril de este año.

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La ONU y su Consejo de Seguridad representan una larga historia de iniquidades políticas. Tener una jefa como Malcorra, servicio y fascista, sería ya una afrenta muy difícil de disimular.

(Agepeba)

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