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» » Incendio en el taller clandestino de Caballito: “A nadie le importaba cómo estábamos ahí”

(15/05/16 - Trata de Personas)-.Así lo afirmó la madre de una de las seis víctimas que fallecieron en el incendio ocurrido el 30 de marzo de 2006. En su testimonio, brindó detalles de las precarias condiciones y los "terribles peligros" en que debían trabajar las familias que convivían en el predio. La próxima audiencia se llevará a cabo el lunes 23 de mayo.

“A nadie le importaba cómo estábamos ahí. Eran muchos los peligros que había en el lugar”, aseguró S.G.S., madre de una de las seis víctimas -cinco de ellas menores de edad y una mujer embarazada- que fallecieron como consecuencia del incendio en el taller clandestino ubicado en el barrio porteño de Caballito el 30 de marzo de 2006. Las declaraciones se dieron en el marco del juicio que se le sigue a Juan Manuel Correa y Luis Sillerico Condori, acusados de ser el encargado y el capataz, respectivamente, del predio.

La audiencia comenzó a las 9.30 horas y, en primer lugar, el abogado de la defensa solicitó ampliar la declaración de Correa, antes que declaren los testigos. Luego, fue el turno de la declaración de G.S., quien brindó detalles de cómo eran las condiciones en las que vivían en el taller antes del incendio. 

“Llegué a Buenos Aires en julio de 2005 con mi esposo y mis dos hijos, Kevin y Harry. A fines de julio comenzamos a trabajar con Sillerico. En noviembre nos comunicó que teníamos que ir a otro predio donde íbamos a tener mejores condiciones. Nos hablaba maravillas del lugar. Fue en ese momento que llegamos al taller ubicado en la calle Luis Viale donde ya había cinco familias trabajando. La puerta de ingreso era muy angosta y estaba embarrotada. Primero fuimos al piso de abajo pero a las tres semanas empezaron a haber quejas de los vecinos y tuvimos que cambiar las cosas de lugar. A partir de diciembre empezó a llegar cada vez más gente y más máquinas y cada vez había menos espacio para trabajar”, detalló la mujer, que también es querellante en la causa.

Y continuó: “Trabajábamos desde las 7 de la mañana hasta las 23 hs. En el predio había dos baños pero uno no funcionaba y no había duchas. Teníamos un cono de hilo para que el agua saliera para ducharse y sólo salía fría”.

En cuanto a las tareas, indicó que lo que más confeccionaban eran pantalones y que el pago era de entre 0,50 y un peso por prenda. Además, dijo que trabajó como cocinera durante dos o tres semanas.

“Me enfermé de parálisis facial y no me prestaron colaboración médica. No les importaba cómo estábamos ahí. El kinesiólogo me dijo que hiciera una terapia pero los encargados del taller renegaban de mis salidas al médico. Los niños se enfermaban mucho en el taller. Tenían alergias y nosotros nos habíamos contagiado piojos y pulgas. Eran terribles los peligros que había para todos. Los niños tenían que sí o sí chocar con las precarias conexiones para ir al baño. Una vez ví una que levantaba humo”, agregó.

Finalmente se refirió a que vio cómo Sillerico le daba prendas a policías y a inspectores. Con respecto a los matafuegos dijo que colocaron cuatro o cinco en la planta baja del taller. “Entre febrero y marzo fue llegando cada vez más gente y llegamos a ser más de 50 mayores y 14 niños aproximadamente”, agregó.

En cuanto al día del incendio, la mujer relató que fue la cocinera del lugar la que alertó a los gritos lo que estaba ocurriendo. “Mi esposo subió con un matafuegos  y llorando empezó a decir que no funcionaba mientras veía que uno de mis hijos no salía. Estaba lleno de material inflamable y era una situación desesperante porque los encargados no hacían nada. Fueron los vecinos los que llamaron a los bomberos”, concluyó.

El juicio oral comenzó el lunes 18 de mayo y la próxima audiencia se llevará a cabo el lunes 23 de mayo.

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