Lo que ocurrió es simplemente que Mohamed Alí, El Gran Alí, El Más Bonito, El Gran Campeón hace ya mucho rato se había convertido en una figura icónica eterna, al igual que Marilin Monroe, el Che Guevara y cada uno de los íconos mundiales que se vuelven inmortales.
con su muerte se va sin ningún lugar a dudas uno de los más grandes o el más grande de los boxeadores de todos los tiempos. Exquisito en su juego de cintura y calidad para caminar el ring side.
Pero no solo allí estuvo la grandeza de Alí, sino que a lo largo de su vida se encargó de demostrar en su propio cuerpo la violencia de la nación en la que le había tocado nacer, tan así que fue despojado de todos sus derechos por ser objetor de conciencia en la guerra colonialista de su país en Vietnam.
Pero cuando parecía que su indómito espíritu debía haber comprendido que la democracia y respeto por los derechos humanos del Tío Sam solo existen en los discursos y papeles volvió a subir la apuesta anunció con bombos y platillos su adhesión a al islam y su compromiso con la causa de los afroamericanos.
Con la muerte de Mohamed Alí se va quien fue el más grande boxeador de todos lo tiempos, a la vez que un hombre de ideales firmes. Perdió todo por decirle no a la guerra de Vietnam, dejo de ser Cassius Clay para militar en las filas de sus hermanos afroamercianos y sus derechos. En la foto, Mohamed Ali con el lider de la Revolución cubana, Fidel Castro.
Su compromiso social y político se hizo muchas veces visible mediante sus relaciones estrechas con Malcom X, los Panteras Negras, Ángela Davis y Fidel Castro. Renunció a títulos y honores por decirle no a la guerra de Vietnam, dejó de ser Cassius Clay para convertirse en Mohamed Alí, musulmán y luchador por los derechos humanos y la justicia social.
Luego de sufrir la condena por no ir a la guerra volvió al ring y recuperó su corona y la gloria con sus puños. Para muchos fue el mejor de todos y difícilmente surja alguno que lo supere.
Hace algunos días la noticia de su internación ocupó cables de varias agencias, pero como suele ocurrir con los inmortales nada supuso que su vida corría peligro. Tenía 74 años cuando ayer por la madrugada se confirmó su muerte.
Hoy, definitivamente, Mohamed Alí abandonó la tierra de los hombres y ocupa un lugar en el cielo de las remeras.
*Por Hugo Delgado
