"La actual fase de recuperación ha permitido avances significativos en la corrección de los principales desequilibrios acumulados por la economía española", afirma el Banco de España en su informe anual. "Sin embargo, algunos de esos desequilibrios persisten y suponen elementos de vulnerabilidad y retos importantes en el ámbito de las políticas económicas", agrega.
Entre las prioridades, el desempleo, que afecta todavía al 21% de la población activa, y el déficit público, que en 2015 fue del 5,1% del Producto Interior Bruto (PIB).
La tasa de desempleo "todavía se sitúa muy por encima de la observada en otros países europeos, en un nivel que resulta socialmente inaceptable", escribe el gobernador del Banco Central, Luis María Linde, subrayando que el 60% de los desocupados lo son de larga duración.
Para afrontar este problema, se necesita "un marco laboral que refuerce la flexibilidad interna" de las empresas y permita "potenciar el atractivo de la contratación indefinida", asevera.
Para la institución, la fuerte proporción de nuevos empleos precarios en España se explica por la "excesiva protección" de los trabajadores con contratos fijos.
En lo que al déficit se refiere, el banco aboga por continuar con las medidas de austeridad, señalando que "en 2015 se interrumpió el tono contractivo de la política presupuestaria que se había observado entre 2010 y 2014".
"La necesidad de retomar y culminar el proceso de consolidación fiscal (...) resulta esencial para preservar la confianza en la economía española", precisa. Esto "comportará costes en el corto plazo, aunque generará beneficios en el medio plazo", subraya.
"La magnitud de los ajustes pendientes para situar las finanzas públicas en una situación saneada es todavía significativa", advierte el informe.
Estos dos temas están en el corazón del debate político en España. Los partidos de izquierda, entre ellos el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y el antiausteridad Podemos reprochan al Gobierno de Mariano Rajoy, en el poder desde diciembre de 2011, por no haber hecho lo suficiente para reactivar el empleo y haber asfixiado a las clases medias con draconianas políticas de austeridad.
En 2015, antes de las elecciones legislativas del 20 de diciembre, el Gobierno había relajado la presión, provocando un importante desajuste del déficit público.
Ahora, a menos de un mes de nuevas legislativas, el 26 de junio, debido a la falta de coaliciones de Gobierno viables, Rajoy promete nuevas rebajas de impuestos, considerando que son compatibles con la reducción del déficit y que permitirán alimentar el crecimiento, de 3,2% en 2015.
