Sin embargo la recuperación de Clara Anahí es la gran fiesta de este año, por lo que significa su abuela, María Isabel, Chicha para todos y todas, pero esencialmente porque su identidad es recuperada en un momento en que los triunfos en la lucha contra los sectores reaccionarios de nuestra sociedad son especialmente valorados y valiosos.
Chicha, con su salud deteriorada, con su movilidad restringida, no cesó, no obstante su infatigable lucha por encontrar a ese brote de su carne arrebatado por los mercenarios del imperio, por el ejército de ocupación y sus gerentes en la dictadura cívico militar que encabezó Jorge Rafael Videla en 1976.
No solo no detuvo su lucha, sino que en vez de aminorarla la intensificó, usando al máximo nuevas tecnologías como las redes sociales desde donde de manera infatigable se insistía permanentemente en solicitar a quienes la leyeran y tuvieran el rango de edad de Clara Anahí, que compararan fotos de bebe para quitarse las dudas.
Diana, la mamá de Clara Anahí, fue muerta cuando la bebe tenía tres meses de edad y la dictadura informó que la niña había muerto en el enfrentamiento, cosa que nunca fue creída por su abuela, quien a partir de ese momento comenzó una búsqueda que se extendió por treinta y ocho años y once meses exactos.
Entre ambos momentos pasaron no pocas cosas, entre ellas Chicha formó parte del grupo fundador de Abuelas de Plaza de Mayo y presidió la organización, luego, hace ya algunos años, su salud comenzó a complicarse y todos quienes sentíamos como propio el reclamo de justicia de esta abuela por conocer a su nieta sentimos que se trataba de una carrera contra reloj.
Esa sensación por momentos se fue agudizando y parecía que el grito de dolor de esa abuela nunca iba a ser escuchado, sin embargo en este diciembre aciago, cuando la sociedad argentina parece haber dado un paso atrás, la presencia luminosa de Clara Anahí nos llena a todos de optimismo, fe y felicidad.
Ese optimismo necesario para encarar las tareas decisivas, esa fe colectiva que moviliza Pueblos, esa felicidad prístina y luminosa que otorga la justicia, no la de los hombres, la Justicia.
¡Bienvenida Clara Anahí Teruggi de Mariani! Tu abuela te esperaba, pero por sobre todo todos nosotros, esta sociedad que siente los dolores ajenos como propios, las injusticias ajenas como propias te esperaba.
Para creyentes y ateos sos nuestro milagro de navidad.
