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» » Lealtades Móviles, grouchomarxismo y madurez política del pueblo

(10/08/15 - Elecciones 2015, Editorial, *Por Hugo Delgado)-.Si algo han en dejado claro las primarias vividas este domingo en nuestro país es que casi nada es gratuito para la dirigencia política argentina por parte de sus votantes.

Mientras una parte la dirigencia pretendió seguir jugando el juego de las lealtades móviles de acuerdo a intereses particulares, como ocurrió, por caso, en Almirante Brown con Darío Giustozzi, otra intentó jugar el aún más siniestro juego del cinismo y apelar a la mentira descarada con tal de arañar un votito más, sin embargo el resultado de la compulsa fue claro.

Hace algunas décadas en Argentina se empezó a hablar de una actitud tan inmoral como la falta de lealtad a la conducción política como de "lealtades móviles" y cada vez que un dirigente, funcionario o militante pegaba el salto por intereses personales o simplemente porque intuía que el sol iba a calentar más en la vereda de enfrente se apelaba alegremente a esta figura.

Con este latiguillo se justificaron, y hasta hoy mismo se siguen justificando, todo tipo de volteretas y traiciones que, no solo lo son para pares y conmilitantes, sino también, y mucho más grave para los votantes.

Es que si un votante expresa su sufragio para que el candidato sea intendente por un partido, ese candidato se compromete tácitamente (al menos debiera ser así) a no cambiar de partido por ese período de tiempo y cumplir su mandato, sin embargo, y lo hemos visto en infinidad de oportunidades en los últimos años, esto muchas veces no se cumple.

Hace casi un siglo un célebre humorista, Groucho Marx, que se caracterizaba por sus disparatadas ocurrencias supo decir "estos son mis ideales, pero si no le gustan tengo otros" y pareciera que últimamente en Argentina hay dirigentes políticos que pensaron que Groucho era pariente de Karl y que ambos eran a su vez ideólogos de algún tipo de corriente de pensamiento al respecto.

Así pasaron de ser apólogos de las privatizaciones y el neoliberalismo y la reducción de salarios y la quita de todo tipo de subsidios a los ciudadanos para emplearlos en subsidios a las empresas y el agro a populistas exacerbados.

entonces el candidato que durante años se pronunció, no solo con palabras sino con el voto negativo a estas políticas en el Congreso, en contra de la AUH, las retenciones, el incentivo al estudio, el fútbol para todos, etc., etc., etc. de un día para el otro se volvió estatista y subsidiador, casi casi un choripanero populista inaugurando la corriente política grouchomarxista de decir lo que el público quiere escuchar cuando lo quiere escuchar y después si te he visto no me acuerdo.

En medio de este "río revuelto" el pueblo argentino enfrentó las primarias, no solo en medio de esta tormenta de valores, sino de una verdadera tormenta climática que en muchos casos convertía en fangales los caminos para ir a votar.

Pero allí fueron, y sin estridencias mostraron un crecimiento que les pasó por encima a los políticos que los subestimaron con el simple ejercicio de emitir un sufragio.

Así quedaron en el camino muchos de los candidatos que se vendían políticamente como si fueran un alfajor, subestimando la inteligencia popular que, cuando tuvo una opción de valía enfrente no dudó y decretó la muerte política en muchos casos de dirigentes que se creían hasta la noche del domingo verdaderas estrellas de rock y no eran otra cosa que funcionarios públicos.

El pueblo habló, fue bastante claro y contundente, ahora vuelve a tocar el turno a los candidatos que, con vistas a las generales de octubre, deberán despojarse de mentiras y hablar con su gente mirándola a los ojos. 

Quienes no lo hagan quizás corran la suerte de algunos candidatos que, cuando querían ir a determinados lugares recibían como respuesta un contundente: "no lo queremos porque es un traidor".

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