Es que de eso se trataba en definitiva, de una jornada de celebración de aquella tarde noche en que la América Latina, esa que los policías blancos fusilan, junto a la América Negra en las calles usamericanas, se plantó con firmeza ante la ofensiva prepotente del Gran Hermano del Norte y le dijo sonora, estrepitosamente en su cara: “ALCA, ALCA, ALCA, Al Carajo”.
Aún sin tener plenamente conciencia de la dimensión de aquella gesta, que tiene mucho de parentesco con aquellas jornadas emancipadoras del Siglo XIX, y que seguramente será valorada por la comunidad toda en tiempos venideros, lo cierto es que la jornada convoca, por si sola, a un espíritu de lucha, de combate, de épica popular. Y en torno a esos valores es que rondaron todos los discursos y ponencias de la tarde en el FOETRA.
La bienvenida corrió por cuenta de Claudio Marín, Secretario gremial de la CTA de los Trabajadores my secretario adjunto de FOETRA, quien destacó la importancia de la actividad y recordó la jornada en que “América Latina de dijo no al imperialismo en la cara”.
La acitividad se dividió en tres paneles y un reconocimiento a embajadores de Palestina y distintos países del cono sur que participaron hace diez años de aquella jornada.
El presidente de la Confederación Sindical Internacional, el brasileño Joao Felicio; el secretario general de la Confederación Sindical de las Américas, Víctor Báez Mosqueira; el ex canciller de Uruguay, presente durante la cumbre, Roberto Conde, la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, los ministros Carlos Tomada y Axel Kicillof, y representantes de las centrales obreras de Paraguay, Bolivia, Uruguay, Brasil y Cuba fueron solo algunos de los presentes.
El último panel estuvo integrado entre otros por los ministros Axel Kicillof y Carlos Tomada y el titular de la CTA Hugo Yaski quien en un tramo de su exposición recordó que “la clase dominante quiere volver a Brasil, a la Argentina, a otros países de América Latina, porque las políticas populares tuvieron la virtud de generar riquezas.
La Argentina en el 2001 era un cuerpo enflaquecido al que casi ya no se le podía sacar nada más. Lo último fue la pesificación asimétrica.
El último tarascón donde se llevaron el pedazo de carne que quedaba, fue la pesificación asimétrica. Después dejaron el muerto para que nadie descubriera el desastre que habían hecho. Por eso De la Rúa salió en helicóptero.
Por eso Duhalde, después del asesinato de Kosteki y Santillán, también tira el muerto, para a ver quién se hacía cargo. Porque de acá no salía nada, quedaban los huesos de este país."
La actividad recordatoria de la fecha se nutrió de numerosas delegaciones internacionales de Cuba, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Chile y Palestina que recordaron y valorizaron con lujo de detalles aquella gesta del NO al ALCA.
