Los manifestantes han pedido el cierre permanente de la base de Estados Unidos en Okinawa, algo que están reclamando los nipones desde hace veinte años, sin que tengan resultados.
La indignación se reaviva cada cierto tiempo. Esta vez, los japoneses han reaccionado a la violación y el asesinato de una conciudadana a manos de un contratista y exmarine estadounidense.
La manifestación de la jornada del domingo ha exigido la revisión del acuerdo de seguridad entre Washington y Tokio, sobre la base del cual se mantendrá el grueso de las tropas norteamericanas en Okinawa.
Los congregados han solicitado la salida inmediata de los marines estadounidenses de la isla, una reducción de la presencia militar de USA y han rechazado la reubicación de la base de Washington a una zona menos poblada de Okinawa
Washington y Tokio decidieron trasladar la base aérea de Futenma —de 480 hectáreas situada en el centro de Ginowan (Okinawa), rodeada de viviendas y edificios públicos— a la sureña localidad de Nago con menos habitantes, que denuncian la medida por la polución, el ruido y el crimen.
A pesar de representar solo el 0,6 por ciento del territorio nacional japonés, Okinawa alberga el 74 por ciento de las instalaciones militares de USA y a más de la mitad de los 47.000 soldados estadounidenses desplegados en Japón.