Mientras la mitad de los críticos del gobierno señalan que la gestión neoliberal no ha cometido un solo error y la destrucción del aparato productivo es su mayor logro, de acuerdo a los apotegmas ideológicos que lo guían; la otra mitad hablan de una idiotez monumental que no les permite poder avizorar un burro montado sobre su nariz.
Lo cierto es que la desocupación es inmensa; la pobreza ha crecido muy por encima de las estadísticas y cada vez más argentinos buscan desesperadamente una tabla de salvación en un mar de desprecio de la clase dominante hacia los trabajadores.
La recesión argentina es cada vez más pronunciada y ya se refleja en los datos oficiales que distribuye el propio gobierno nacional. El Producto Bruto Interno volvió a los niveles de fines del 2015 y se trata de una de las peores caídas desde el 2012.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) reveló que la caída de la actividad en Argentina es cada vez más pronunciada y parece no encontrar un piso.
El organismo estatal reveló que en el segundo trimetre del año el Producto Bruto Interno (PBI) se contrajo un 4,2%, comparado con el mismo período del 2017.
Se trata de la peor caída interanual desde 2012, para ese período del año. Desde el gobierno nacional culpan a la sequía como el factor principial de la crisis.
El PBI desestacionalizado del segundo trimestre, con respecto al primer trimestre de 2018, arrojó una variación negativa del 4,0 por ciento. De esta manera, los mismos volvieron al mismo nivel que a fines del 2015.
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