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» » De vaginas clausuradas, ideas horribles e hipocresía atávica

(23/11/14 - Violencia de Género)-.La misoginia es tan sutil y naturalizada que es necesario explicitar una y otra vez las razones de la violencia simbólica que implica.

Las mujeres como toda razón del mal es lo primero que sepuede inferir de la espantosa campaña publicitaria del PRO a una semana del día mundial de la lucha contra el SIDA, las mujeres somos responsables directas delos males de la humanidad, desde Eva y su manzana, pasando por Pandora hasta llegar a la vagina clausurada hemos leídos y escuchado miles de historias en las que somos la fuente de toda sin-razón e injusticia.

Desde justificaciones cotidianas sobre reacciones incomprensibles de algunos personajes masculinos hasta  asesinatos justificados por la vida más o menos decorosa de adolescentes, asesinatos justificados durante toda lahistoria de la jurisprudencia nacional como “emociones violentas”, escuchamosuna y otra vez la naturalización de la maldad encarnada en las curvas femeninas.

Si nosotras nos enojamos, somos histéricas, desequilibradas emocionalmente, exageradas, si ellos se enojan las responsables somos nosotras que “provocamos” la situación de enojo porque no somos capaces de entender sus necesidades, que por supuesto, siempre son más importantes.

Si nosotras manifestamos desacuerdo, hacemos reclamos fuera de lugar, si nosotras pretendemos controlar el camino de las relaciones somos complicadas, si nosotras decidimos vivir con libertad nuestra sexualidad somos putas, no existen tantos adjetivos para las decisiones masculinas, ahora que lopienso….

Años de luchas a brazo partido para lograr algunos derechos civiles y políticos, años de luchas silenciosas para lograr la equidad doméstica y simple de la cotideaneidad.

Miles de páginas escritas, análisis concienzudos, pruebas científicas para demostrar que sentimos deseos sexuales, que el derecho al orgasmo es un derecho inalienable, parece una exageración pero no lo es…. Hasta  hace muy poco tiempo, un suspiro en la historia, el goce sexual era exclusividad de los hombres.

Aún hoy en los más progres quedan residuos de una construcción atávica de la que es muy difícil correrse, y aquello de “hombres  necios que acusais a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis” de Sor Juana, sigue allí, agazapadito esperando para saltarnos a la yugular si se nos ocurre un mínimo gesto de libertad reservada al género masculino….
La campaña publicitaria del PRO, obsoleta y anacrónica dice mucho más que lo que se ve en la imagen.

Y aunque se pongan un poquito nerviosos algunos especímenes del sexo fuerte, peronistas, progres, radicales o los que se les ocurra, en el fondo queda muchísimo por laburar para equilibrar  en todos los ámbitos.
No es la idea hacer una defensa de los derechos de género,aquí. La verdad aspiro a que llegue el día en que solo hablemos de Derechos Humanos, la sectorialización en todas sus formas me resulta incomprensible.

No es la idea aquí hacer un manifiesto feminista, no me interesa en lo más mínimo, no lo soy, me resultan anacrónicos los movimientos que formulan su hipótesis de lucha desde el género.

Es sencillamente reflexionar sobre la hipocresía en la que nadamos, tal vez ni siquiera consciente, la construcción cultural enquistada en nuestra sociedad no se derriba por decreto ni por leyes, serán necesarias prácticas concretas durante muchos años para lograr correr el velo del machismo que todavía impregna todos los ámbitos de nuestras vidas, desde lugares chiquitos e íntimos a veces hasta llegar a la obscenidad torpe de la campañadel PRO, que por cierto, no debería asombrarnos demasiado, la derecha solo tiene ideas horribles.

Correr el velo de la hipocresía es una ardua tarea que debemos darnos, si no queremos parecernos al cierre del PRO, claro está.
Pero no todo está perdido en este lugar del mundo, mis queridas y queridos lectores ocasionales, nos hemos indignado un poquito con el cierre en la vagina, así que usemos esa indignación para correr definitivamente el cierre que todavía mantiene cautivas algunas mentes, aunque les cueste reconocerlo.

*Por Daniela Bambill

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