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» » Denunciarán los carteles discriminatorios de una escuela católica


(28/04/15 - Discriminación)-."Un hombre y una mujer transmiten la vida. Hay cosas que no pueden cambiar", decían los carteles que recibieron a los votantes en el colegio católico Calasanz, de Caballito. Las imágenes circularon en las redes. Desde la Federación de Gays y Lesbianas planean presentar una demanda. Desde Educación reconocieron que "violentan la ley y los contenidos curriculares" de la Ley Nacional 26.150

Los carteles que colgaban de la galería del tradicional colegio católico Calasanz de Caballito llamaron la atención de los votantes que ayer fueron a cumplir su obligación cívica.

“Apostemos por lo que es natural. Un hombre y una mujer transmiten la vida. Hay cosas que no pueden cambiar”, desafiaba el cartel que tenía la foto de una pareja heterosexual con un bebé en brazos. Otro, con un texto similar, terminaba con una sola palabra: Matrimonio. “Vamos a denunciar esto”, adelantó la legisladora porteña María Rachid. “Es un ejemplo de escuela de la discriminación”, agregó.

“Estamos hablando con la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans y la Mesa. Nos vamos a juntar para ver qué tipo de acción iniciar. Si un amparo o una demanda por daños y perjuicios”, detalló a Infojus Noticias Rachid, secretaria general de la Mesa Nacional por la Igualdad y legisladora de la Ciudad de Buenos Aires por el Frente Para la Victoria (FPV). “Esta semana van a haber novedades en el tema”, aseguró.

Durante todo el día de ayer, Rachid recibió mensajes y fue arrobada en Twitter por conocidos y desconocidos que le mostraban fotos y le contaban lo que se veía en los pasillos del colegio. “Es claramente discriminatorio”, explicó la legisladora. “Viola la ley anti discriminatoria de la ciudad de Buenos Aires, se opone al principio de igualdad y no discriminación, a la ley nacional, a la de matrimonio igualitario y a la de educación sexual integral”.

Coincide en ese punto con la licenciada Mirta Marina, coordinadora programa de educación sexual integral del Ministerio de Educación Nacional. “Es algo que violenta la ley y los contenidos curriculares que se hicieron para darse en todo el país con carácter de obligatoriedad”, explicó a Infojus Noticias.

El programa nació en 2008 tras la sanción, en 2006, de la Ley Nacional N° 26.150 de Educación sexual integral, que “establece la responsabilidad del Estado en hacer cumplir el derecho de los niños, niñas y adolescentes a recibir Educación Sexual Integral (ESI) en todos los establecimientos educativos públicos de gestión estatal y privada, desde los niveles de educación inicial hasta la formación docente”.

Para la implementación de estos objetivos se parte de un enfoque integral, en el que la sexualidad abarca aspectos biológicos, psicológicos, sociales, culturales, afectivos, éticos y jurídicos.

El artículo 5 de la ley sostiene que “cada comunidad educativa incluirá en el proceso de elaboración de su proyecto institucional, la adaptación de las propuestas a su realidad sociocultural, en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros”.

En referencia a este punto, Marina explicó “nosotros siempre trabajamos en lo que tiene que ver con adaptar, hacer las modificaciones necesarias para que un contenido pueda ser dictado en un determinado contexto. Esto no quiere decir cambiar, omitir o suprimir contenidos. No se pueden enseñar contenidos que vulneren los derechos de las personas”.

Cosas que sí cambian

La frase “hay cosas que no se pueden cambiar” fue una de las más comentadas de las que había en los carteles que colgaban en la institución.  Para la coordinadora, esto “atenta contra la Ley de Educación Sexual Integral, la de Identidad de Género y la de Matrimonio Igualitario”. Leyes que demostraron que se puede cambiar  y que hacerlo tiene que ver con el respeto a la diversidad y la identidad de las personas, que ven como son empoderados con nuevos derechos. “La escuela tiene que incorporar las nuevas diversidades”, dijo Marina.

Marina resaltó la importancia del artículo 1° de la Ley, que hace referencia a que “todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal. A los efectos de esta ley, entiéndase como educación sexual integral la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos”.

El efecto que los carteles pueden tener en los chicos es una de las cosas que más preocupa a Rachid. “Todo esto es malo para los niños que van a la escuela y ven esos carteles y son hijos o familiares de parejas gays, trans, salen dolidos”, explicó la legisladora porteña.

“Además de las acciones que tomemos, vamos a pedir una reunión con las autoridades para explicarles las consecuencias que en la gente tiene un cartel así.  Y también vamos a pedir que el colegio no tenga ninguna subvención del Estado, porque sería subvencionar una educación discriminatoria”, concluyó.

Otras denuncias contra el colegio
En julio de 2014 Gastón Pinero, un padre que intentaba que su hijita entrara al colegio Calasanz denunció que durante una reunión con el cura Ernesto Hermann,  rector de la institución, el hombre les preguntó a qué se dedicaban, adónde vivían y “también, si estábamos casados por Iglesia. Le dijimos que no y dijo que eso era un problema por la enseñanza católica que ellos daban“.

El cura adujo que el hecho de no estar unidos en matrimonio “era incompatible” con lo que la institución interpretaba bajo el concepto de “familia” y que, por ese motivo, la nena “no podía entrar al colegio“.  Consultado sobre si insistiría en el pedido de que su hija estudie en ese colegio, Pinero señaló que junto a su pareja está evaluando otras alternativas. “No nos interesa que nuestra nena reciba una educación como ésta”, aseguró.

En agosto se conoció una historia ocurrida en esa misma institución en 2010. A comienzos de ese año, Ángela Barrera que trabajó durante 12 años como profesora de educación física, natación y de la colonia de vacaciones del colegio fue despedida después de contarle a los directivos que estaba embarazada. “Me echaron por ser madre soltera”, denunció al diario Página/12. La mujer recordó que cuando dio la noticia de su embarazo a Hermann este le reprochó: “Pero vos no estás casada”. Un mes y medio después le llegó el telegrama de despido.

Otro de los incidentes que tuvo Ángela en el colegio se produjo en 2009. Ese año, el Equipo de Antropología Forense identificó los restos de su papá, Juan Carlos, un militante montonero desaparecido y asesinado durante la última dictadura militar, que trabajaba en el Correo estatal, donde era delegado.

Ella se pidió el día en el colegio. “La primera vez que quise hablar del tema con el cura no me quiso escuchar. ‘Algo me contaron’, me dijo muy fríamente, pero me aclaró que tenía que hacer cosas más importantes que escucharme. Yo esperaba un abrazo, hacía ya muchos años que trabajaba con él. Le estaba contando que habían encontrado los restos de mi padre. El cura hizo la señal de la cruz. Yo aguanté las lágrimas. Otro día me dijo que el alma de mi papá iba a ir ‘al infierno’.”

*Por Cecilia Devanna, Infojus

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