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» » “Si la gente cree que la Virgen de Guadalupe es una atorranta, pues lo será hasta que se demuestre lo contrario

(26/07/15 - elecciones 2015)-.El asesor del precandidato presidencial Mauricio Macri, el ecuatoriano Durán Barba, le explicó el jueves pasado a los intelectuales conservadores del grupo Manifiesto el viraje en el discurso del líder del PRO.
  
El asesor estrella del macrismo se reunió el jueves último con medio centenar de adherentes al PRO en Pericles, un local nocturno de San Telmo en el cual intentó capear el temporal desatado por la reconversión de Macri que incluye la reivindicación de las tres banderas históricas del peronismo, la reestatización de YPF, Aerolíneas, el sistema jubilatorio, la asignación universal y el fútbol gratuito por televisión.

Según una exclusiva nota del diario La Nación, el ecuatoriano apeló a explicaciones de corte pragmático para justificar el cambio de discurso que no es fácilmente digerido por derechistas conceptuales y que el propio Durán Barba admitió que debió superar “prejuicios” para entender que había que cambiar.

La tarea parece no haber sido fácil. Cuenta la nota de La Nación que una rubia platinada alzó su voz para acusar a los votantes del conurbano de “ignorantes” y calificar a ese voto de “estomacal”.

La supuesta intelectual de Manifiesto no hizo más que exhibir descarnadamente el histórico desprecio aristocrático de la clase alta con los sectores populares. Pero Durán Barba le explicó que “podemos decir que son unos idiotas o demostrarles que un cambio les puede mejorar la vida”.

En realidad, no pocos percibieron por experiencia que un cambio les modificó la vida. Si un ciudadano pasó junto a sus hijos de las penurias neoliberales a la bonanza kirchnerista, no deberá realizar demasiadas elucubraciones para decidir su voto. Y nada tiene de desdoroso. Con la diaria pitanza garantizada, la clase alta suele menospreciar la motivación del voto popular, como si un obrero del conurbano profundo tuviera un estómago distinto al de un ciudadano ilustrado de Recoleta.

Según trascendió a través de la nota del diario opositor, Durán Barba le explicó a los intelectuales que pretenden funcionar como una contracara de Carta Abierta, que “el optimismo ha crecido brutalmente en los últimos meses”, en los argentinos, que confían en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el 65 por ciento cree que Daniel Scioli es un buen gobernante.

El asesor insistió en que el cambio de discurso trata de entender al humor social y –según La Nación- se habría preguntado y respondido. “¿Es maquiavélico? No. Es acercarse a la gente”.

En realidad, se trata de una expresión del más crudo pragmatismo, alejado obviamente de cualquier principio. Está claro que el menos devoto de los cristianos defendería el honor de la Virgen de Guadalupe ante la menor ofensa sin importarle lo que piense la mayoría.

En el colmo de la desideologización, Durán Barba dijo que Macri, y los presidentes sudamericanos Evo Morales, Rafael Correa y Hugo Chávez “son iguales porque representan el antisistema" y que "los cambios no se hacen con las viejas estructuras partidarias”.

En realidad, pocos pensadores en el mundo deben suponer semejante cosa porque las transformaciones políticas se llevan a cabo con la fuerza de las ideas. Cuando Néstor Kirchner asumió el gobierno tras asegurar que no dejaría sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada, buena parte de los argentinos había echado al arcón de los recuerdos los crímenes de lesa humanidad y tras vencer prejuicios y complicidades hoy hay casi mil militares presos, en el marco de una sociedad que aceptó la política de memoria, verdad y justicia.

En 2003, el Estado venía del desprestigio de décadas de neoliberalismo, pero hoy, por conveniencia electoral, lo revindica hasta una fuerza conservadora como el Pro.


Hace tiempo que pocos creen en Francis Fukuyama, el norteamericano de origen japonés que en los 90 aseguró que las ideologías habían muerto. En el siglo XXI, un dirigente político puede hacer la plancha y dejarse llevar por la corriente. Pero para pasar a la historia es preciso sostener convicciones, modificar humores sociales y crear nuevos consensos.

Fuente: Agencia Telam

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