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» » Exigen al Gobierno argentino que retire al Embajador en Tel Aviv y promueva en la ONU un embargo militar a Israel

(01/09/14 - Lomas de Zamora)-.Ayer domingo 31 de Agosto, en horas de la tarde, el Comité de Solidaridad con Palestina de Lomas de Zamora llevó a cabo una Jornada de actividades artístico-culturales en la Plaza Grigera, frente a la Municipalidad. 

Bajo el lema Alto a la destrucción y genocidio en Palestina más de doscientos compañeras/os participaron de un encuentro que contó con presencia de Tilda Rabi, presidenta de la Federación de Entidades Argentino-Palestinas, en la conducción de una radio abierta. Atraídos por la música palestina y árabe, las actuaciones del grupo musical de alumnos de la Escuela Normal Superior \"Antonio Mentruyt\" y del Conjunto de Danzas Kaiané de la Unión Cultural Armenia, decenas de vecinas/os de Lomas se acercaron a la mesa de adhesiones para dejar sus contactos y expresarse a favor de la Paz, Libertad y Justicia para el pueblo palestino. 

En el transcurso de la actividad se entregó a los transeúntes un díptico explicativo del conflicto y se ofreció material bibliográfico a través de un puesto de libros de la Editorial Canaán, especializada en la problemática israelí-palestina.
La Jornada solidaria fue cerrada con la lectura colectiva del documento consensuado entre una treintena de organizaciones convocantes junto a militantes populares y vecinos, en el que se condena al Estado de Israel  por los crímenes de Lesa Humanidad ejecutados durante la última ofensiva sobre el pueblo palestino de Gaza. 

En el mismo se aboga por el compromiso de nuestra sociedad civil con la Campaña por el Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) hacia el Estado segregacionista y  por posturas conjuntas de nuestros gobiernos latinoamericanos, tendientes al aislamiento internacional de esta potencia ocupante, que pretende la destrucción de la nación palestina.

Documento
Paz, Libertad y Justicia para Palestina.

En estos días en que una tensa calma parece instalarse en la Franja de Gaza, a partir de un inestable cese del fuego, cobran dimensión real los efectos de los ataques de las Fuerzas Armadas del Estado de Israel sobre la población palestina.

La operación “Margen Protector”, séptima embestida militar sobre Gaza desde el año 2005, cuando el retiro de tropas y colonos abrió paso a una nueva estrategia opresiva israelí, ha colapsado la situación humanitaria de un pueblo que cotidianamente vive sitiado por tierra, mar y aire.

El panorama resulta desolador: 2140 palestinas/os muertas/os, la mayoría civiles, el 60 por ciento niños, niñas y adolescentes, y 11.100 heridas/os. Gravísimas condiciones sanitarias, terribles secuelas psicológicas y una infraestructura material devastada.

El recuento de víctimas israelíes asciende a 68 muertos militares, 4 civiles, entre ellos un niño y medio millar de heridas/os.

La excusa para esta nueva escalada belicista fue el repudiable secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes, colonos de los asentamientos ilegales en Cisjordania, en zona de control exclusivo del Estado de Israel. Tal acción, cuya autoría no reivindicó ninguna fuerza  palestina, fue atribuida inmediatamente  por las autoridades israelíes al grupo Hamas, sin presentar prueba alguna. Luego vino el arresto injustificado de más de quinientos palestinos y  el horroroso linchamiento de un adolescente de 17 años, quemado vivo por colonos fundamentalistas. Prosiguió  el lanzamiento de cohetes desde la franja de Gaza hacia poblados sureños del Estado de Israel. Finalmente, se produjo la respuesta por parte de las Fuerzas Armadas israelíes.

En función de esta secuencia, el Estado de Israel, presenta las acciones de sus fuerzas militares como “ejercicio del derecho de legítima defensa”, lo que constituye una enorme falacia.

Ocurre que el conflicto no comenzó el pasado 30 de Junio, cuando fueron encontrados los cuerpos de los tres muchachos israelíes asesinados. Ni siquiera en 2006, cuando Hamas ganó las elecciones en la Franja de Gaza, para luego desde allí  atacar ciudades israelíes. 

El enfrentamiento se inició mucho antes y reconoce un hecho fundamental: el Estado de Israel constituye una potencia ocupante, instalada sobre el 78% de la Palestina Histórica, que expulsó a los palestinos desde incluso antes de su implantación, generando a la fecha cuatro millones setecientos mil refugiados.

Por ende, en tanto potencia agresora inicial, conformada a través de la conquista territorial, no puede esgrimir el derecho a la defensa legítima. 

Presentar los ataques israelíes como “lógica respuesta ante acciones terroristas” o, en el mejor de los casos, en el marco de la nefasta “teoría de los dos demonios”, que tan bien conocemos los argentinos, es una postura hipócrita. 

En Gaza, los crímenes del Estado agresor no se ejecutan sobre un movimiento insurgente de su propio colectivo nacional. Tampoco estamos en presencia de masacres en el marco de una guerra, donde un Estado enfrenta la invasión de las fuerzas de otro Estado. 

En Palestina, se desarrolla el enfrentamiento entre un pueblo invadido, expropiado, martirizado y expulsado frente a una Potencia Ocupante impune, que comete Crímenes de Lesa Humanidad. 

Con mayor precisión, en Gaza y en toda Palestina nos encontramos ante un Estado terrorista que lleva adelante un proceso genocida.

Infinidad de prácticas mínimas, naturalizadas y cotidianas tienden a quebrar la resistencia del pueblo palestino, a aislarlo espacial y socialmente, a debilitarlo  física y espiritualmente. Pero éste no se doblega y sobrevienen los castigos colectivos. ¿Cómo caracterizar si no a las recurrentes operaciones militares, eufemísticamente bautizadas? ¿Cómo? Si los resultados son siempre los mismos: daños materiales sobre infraestructura de sobrevivencia (redes de agua potable y saneamiento, centrales energéticas, hospitales, barrios enteros, etc.); población traumatizada, incontables heridos y mutilados, cientos de detenidos en cárceles israelíes por años, sin garantías jurídicas elementales; y la muerte de miles de seres humanos, mayoría de civiles y aún de mas niñas y niños que de combatientes. ¿Son estos efectos no deseados? ¿Acaso el daño, el dolor, el odio sembrado en cada nueva operación no constituirán el caldo de cultivo para el resurgir de la resistencia armada y la perpetuación de la violencia? ¿Qué pretende la dirigencia de este Estado terrorista?  ¿Qué los palestinos asuman su derrota y abandonen toda forma de resistencia? ¿Qué se marchen de sus tierras inducidos por las condiciones infrahumanas a las que los someten? ¿Llevar a cabo el exterminio definitivo del pueblo palestino? ¿Estarán impulsando un conflicto regional de proporciones que les sirva de cobertura, como ocurrió con los armenios del Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial o con los mismos europeos-judíos durante la Segunda Guerra Mundial? 

El pueblo palestino viene sufriendo los pasos previos que llevan a su aniquilación definitiva, a su Genocidio.
Las Naciones Unidas y la comunidad internacional organizada, con excepción de sus pueblos,  parecen no advertirlo.

El Estado de Israel obtiene el apoyo militar, político, económico, diplomático e ideológico  de Estados Unidos de América, como queda evidenciado una vez más con el reabastecimiento de municiones aprobado por el Pentágono en medio de las masacres. En tanto enclave imperial en Medio Oriente y debido a las acciones de un poderoso lobby sionista interno, la política externa estadounidense protege al Estado de Israel condicionando a los principales países euro-occidentales. Otros Gobiernos actúan en consonancia, coaccionados por esos Estados y  una red de influencia en sus sociedades, a través de la Organización Sionista Mundial y sus instituciones locales.

En Nuestra América se pronuncian fuertes condenas, pero sus Estados, desdichadamente, no actúan en forma coordinada. Resulta necesario, y lo planteamos comprometidos con ese sueño de Patria Grande Latinoamericana, que la UNASUR y el MERCOSUR implementen iniciativas conjuntas.

Cuba, Venezuela y Bolivia señalan el camino. Dignamente, ya no mantienen relaciones diplomáticas con el Estado agresor, con el objetivo de aislarlo, tal como se hiciera con la Sudáfrica del Apartheid. 

Otros países retiran temporalmente sus representaciones en el Estado expansionista a modo de repudio por los acciones en curso, como los caso de Brasil, Ecuador, Chile, Perú y El Salvador.

Se encuentran aquellos Estados que, pese a todo, mantienen los habituales vínculos diplomáticos con el Estado belicista, como lamentablemente es el caso de nuestro país.

Por ello reclamamos al Gobierno argentino:
1.         Retire el embajador argentino ante el Estado de Israel,
2.         Realice por sí, y promueva en la ONU, un embargo militar al Estado de Israel, tanto de ventas como de compras,
3.         Suspenda en todos sus alcances el Tratado de Libre Comercio entre el MERCOSUR y el Estado de Israel,
4.         Suspenda toda compra gubernamental a empresas del Estado de Israel,
5.         Realice por sí, y promueva en la ONU, la efectiva asistencia sanitaria, alimentaria y toda otra ayuda humanitaria que pueda aliviar la crítica situación que vive la población de Gaza.
Asimismo, en tanto ciudadanos argentinos, integrantes de una sociedad que ha sido capaz de juzgar a los responsables del Terrorismo de Estado y la desaparición de 30 mil compañeros, nos comprometemos a:
Promover desde la sociedad civil argentina la Campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) que desde la sociedad civil palestina viene impulsándose como medio de aislamiento internacional al Estado de Israel.
Abogar por la extensión de manifestaciones públicas que denuncien los Crímenes de Lesa humanidad  cometidos por el Estado de Israel en Gaza y en toda Palestina.
Reclamar por el cumplimiento a las normas internacionales tendientes a la creación de un Estado Palestino independiente en Cisjordania, Gaza y con capital en Jerusalén Oriental que signifique paz y seguridad para todos los países de la región.

31 de Agosto de 2014.                       
Comisión de Solidaridad con Palestina de Lomas de Zamora

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